Clarín

Más cambios en Arabia Saudita: ahora es el turno de la música

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Cuarenta y dos años después de su muerte, la diva de la canción árabe Um Kulzum llegó por fin a las pantallas de Riad. Los ciudadanos de Arabia Saudita pudieron disfrutar de la popular cantante egipcia sin siquiera romper la ley: la cadena Al Zaqafiya, del Ministerio de Cultura, emitió el recital y rompió así con una norma de los años setenta que había impedido, hasta ahora, la programaci­ón de música no religiosa.

La decisión de emitir el recital es una más en la serie de medidas aperturist­as con que la monarquía saudita pretende modernizar al reino. An- tes del recital ya habían anunciado la llegada de derechos que en la mayor parte del mundo se dan por sentado, como el permiso de conducir para mujeres (a partir de 2018), las clases de educación física para niñas y la posibilida­d de que las mujeres asistan a los estadios deportivos.

Siguen vigentes, eso sí, muchas normas que chocan con el principio de igualdad de los sexos, como las que obligan a las mujeres a cubrirse con ropa de la cabeza a los pies o las que limitan su participac­ión en la vida social y los asuntos públicos. Hace tan poco como dos meses, la policía saudita arrestó a un adolescent­e de la ciudad de Yeda por bailar la popular canción de La Macarena en una senda peatonal.

El diario The New York Times vinculó las medidas aperturist­as con ‘Visión 2030’, el plan de la monarquía saudita para enfrentar un futuro cercano en el que el petróleo dejará de ser la principal fuente de energía en el mundo. El principe Mohammed bin Salman (32) es visto como el motor de una modernizac­ión que no se limitará a la economía: también pretende trasnforma­r el anticuado estilo de vida del reino.

Según la activista saudita residente en Boston, Hala al-Dosari, terminar con la prohibició­n de manejar para las mujeres es una forma de aca- llar las protestas antes de comenzar las reformas económicas. “La monarquía quiere ser vista como central en el Estado saudita, dentro y fuera, que se perciban como los responsabl­es de cualquier tipo de reforma”, dijo al diario estadounid­ense. “¿Cómo van a convencer al mundo de que son los defensores de la modernizac­ión mientras haya mujeres en Arabia Saudita que lo ponen en cuestión?”

Las reformas también hablan de un cambio de poder dentro del reino: desde el establishm­ent wahabista hacia la familia reinante de los Al Saud. El Times relacionó la ampliación de derechos para las mujeres con las recientes detencione­s de influyente­s religiosos que se podían haber opuesto. No quiere decir que el principe Mohammed bin Salman las tenga todas consigo. Cuando hubo que presentar la norma que permitirá a las mujeres manejar, no fue él quien lo hizo. Tampoco se comunicó entre los medios de Riad sino en los de Washington, como si fuera allí donde verdaderam­ente importa. ■

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