Revelan que sólo uno de cada tres chicos snackea de manera saludable
Son las “comidas entre comidas”. Dicen que el hábito sería beneficioso si se eligen alimentos de calidad nutricional.
A la hora de hablar de una alimentación saludable, y tratar de inculcar esos buenos hábitos en los más chicos, lo primero que viene a la cabeza es, además de optar por alimentos que buena calidad nutricional, respetar el orden y los horarios de las comidas. Sin embargo, entre las cuatro comidas diarias (desayuno, almuerzo, merienda y cena) se coló en los últimos años un jugador más: el snackeo. Según un informe presentado en el Congreso Nacional de Pediatría, realizado la semana pasada en Córdoba, ocho de cada diez chicos consumen snacks entre comidas. Además, sólo uno de cada tres snackea en forma saludable, lo que constituye un dato preocupante, teniendo en cuenta que Argentina tiene uno de los índices más altos de la región en cuanto a sobrepesos y obe- sidad en chicos menores de 5 años.
Si bien el hábito de comer algo entre comidas no es nuevo, durante su exposición especialistas en nutrición destacaron la necesidad de procurar que en esas “comidas entre comidas” se ingiera un alimento de alta densidad nutricional y no una golosina. Pero la realidad es que el 70% de los chicos a la hora de “snackear” eligen baja calidad nutricional, esto es, alimentos ricos en sodio, grasas y azúcares.
“Los chicos tienen que saber que hay productos que no son saludables, que los tienen que restringir y no consumir a diario. Ni todo es bueno, ni todo es malo. Tienen que saber lo que es mejor para ellos”, destaca la licenciada María Elisa Zapata, Magister en Nutrición Humana y Calidad de los Alimentos e investigadora adjunta del Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (CESNI) que en 2015 participó de la investigación “Patrones de snackeo en la población argentina”, de donde surgen estos datos.
En ese mismo trabajo surgió que los momentos del día para el snackeo son, por lo general, la mañana y la tarde. “Es una práctica muy instalada en la población. Puede ser un hábito positivo o negativo, dependiendo de las elecciones”, dice la especialista. “Lo que tenemos que hacer es aprove- char que ya está instalado, enseñar y ofrecer elecciones saludables. En primer lugar el agua, como principal medida. Evitar la bebidas con azúcar entre las comidas”, remarca.
En eso, el rol de los padres es fundamental, sobre todo, predicar con el ejemplo. Los chicos adoptan las prácticas que ven en el hogar. Por ello, son los progenitores quienes deben estar atentos a la densidad nutricional de los alimentos que les dan a sus hijos. Ellos son quienes deciden qué alimentos introducen dentro del hogar.
Además eligen qué les mandan a los chicos para comer en los recreos escolares, o si deciden darles dinero para que se compren algo en el buffet de la escuela, donde los kioscos saludables siguen siendo una cuenta pendiente. Las especialistas también enfatizaron sobre el rol de la escuela en este tema: “El espacio escolar debe propiciar hábitos saludables porque allí los chicos se forman socialmente y debemos ser conscientes de cómo nuestros hábitos repercuten en los más chicos”, dijo Zapata.
“Los padres tienen un rol muy importante, porque deben estar atentos a qué comen los chicos y cuándo lo comen. Son quienes tienen que identificar si los chicos comen por hambre, por alguna emoción o por aburrimiento”, indicó la licenciada en psicología Valeria Luski, coordinadora del área infanto juvenil de la Clínica del Doctor Cormillot.
Por su parte, la licenciada Jacqueline Schuldberg, miembro de la Asociación Argentina de Dietistas y Nutricionistas Dietistas (AADYND) y docente de la carrera de Especialidad en Nutrición Clínica de la UBA remarca que lo importante es poder trabajar en el patrón de consumo a partir del hábito alimentario de los chicos. “El rol del snack dentro del plan alimentario ayuda a optimizar la alimentación. La idea es poder posicionar el snack como saludable, que no esté identificado con un palito o un chizito”, remarca la especialista. “Incorporando un snack saludable se puede mejorar la calidad de nutrientes. Con un simple snack se pueden incorporar nutrientes como el hierro o vitaminas”, añade.
“El snack es una buena forma de llegar con menos hambre al momento de la comida. Lo ideal sería incorporarlo como un hábito saludable antes de llegar al sobrepeso o la obesidad. Y es importante que haya variedad, para que los chicos no se aburran”, concluye Luski.