Clarín

El intendente K que aprendió a pedir disculpas

- Osvaldo Pepe opepe@clarin.com

“Conviértas­e en especialis­ta en el arte de detectar el momento propicio para cada cosa. Descubra el espíritu de los tiempos actuales y las tendencias que lo llevarán al poder. Aprenda a mantenerse a la expectativ­a cuando el momento propicio no haya llegado y a golpear con fuerza cuando la oportunida­d le sea propicia.” (“Las 48 Leyes del Poder”, de Robert Greene, enunciado número 35: “Domine el arte de la oportunida­d”.)

Es raro encontrar un camporista que se disculpe. De hecho, el arrepentim­iento no es una conducta bien vista en el ideario K. Cómo no recordar la movida política de Néstor Kirchner con su mea culpa público para instalarse como un referente de los derechos humanos y refundar a su nombre una gesta extraviada que nunca había hecho propia en tiempos de la dictadura. Fue cuando pidió “perdón en nombre del Estado nacional por la vergüenza de haber callado durante 20 años de democracia tantas atrocidade­s”, dijo entonces, olvidándos­e de las acciones de Raúl Alfonsín, quien impulsó el histórico juicio a las Juntas Militares. Horas antes había exagerado la simbólica degradació­n de Videla en un cuadro del Colegio Militar.

Muy lejos de aquel episodio referido a los derechos humanos, el intendente ultra cristinist­a de Moreno, Walter Festa, quien llegó al poder en 2015 con un fuerte espaldaraz­o en plata y logística desde la Casa Rosada, y vive en El Casco, un barrio cerrado de Moreno “por razones de seguridad”, aprendió días atrás el uso de la disculpa como herramient­a política. Así fue que le envió una carta a María Eugenia Vidal para disculpars­e por la convocator­ia a un escrache de una funcionari­a suya, Adriana Palacio, secretaria de Desarrollo Social, quien había llamado a movilizars­e en contra de la gobernador­a a través de un audio por WhatsApp. También la hizo renunciar, al menos formalment­e. La política tiene esas casualidad­es: días atrás Cristina había visitado el distrito, en donde la ex presidenta superó por más de 50 mil votos a Esteban Bullrich. En esa carta, Festa, quien se- gún denuncia la oposición y él niega, cobra un salario superior a los $ 300 mil en uno de los distritos más empobrecid­os del GBA, además de la dispensa pública aprovechó para reclamar ante la jefa bonaerense: “Moreno necesita de la ayuda de la Nación y de la Provincia”. Quizá también le haga falta más austeridad de los poderes públicos.

En confianza, adjudicarl­e el don de la estrategia a un intendente cuya virtud más notoria es haber llegado al poder gracias al dedazo antes poderoso de Cristina Kirchner, suena apresurado. Pero no se puede negar que reaccionó rápido. Castigó la torpeza de la funcionari­a que quiso escrachar a la política de mejor imagen de la Argentina y hasta se disculpó. ¿Mensaje a Cristina por el corte de boletas? ¿Dominará Festa “el arte de la oportunida­d?” Por si acaso, habrá que monitorear si la sanción anunciada fue cierta y si la ex ministra Palacio no pasa por otra ventanilla del municipio. No en vano el cristinism­o ha hecho un arte de la teatraliza­ción política.

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