Messi hizo todo, pero todavía no sabe si irá al Mundial
Sólo le faltó el gol y volvió a sufrir la falta de compañia. De las pequeñas sociedades no se vio nada.
No puede haber un Mundial sin Messi. ¿Habrá un Mundial sin Messi? Messi sí o Messi no, esa es la cuestión... Hizo todo lo que se le pedía. Hizo todo lo que pudo. Hizo de Messi, pero nadie hizo de Suárez, Neymar, Iniesta, Xavi o cualquiera de todos los que se lucieron e hicieron que se luciera en el mejor Barcelona de toda la historia. ¿Qué más quieren que haga? Goles... Lo único que le faltó a Messi es hacer un gol. Después, hizo (de) todo...
Se puso el equipo al hombro. Se calzó el traje de líder de un equipo que no transmite nada. Junto con Mascherano fueron los únicos rebeldes de una Selección sin rebeldía. Y de él dependieron casi todas las llega- das de Argentina.
Repasemos: 1) A los 13 minutos, en una jugada preparada, recibió el tiro de esquina de Di María desde la izquierda y remató rasante pero la pelota chocó contra un defensor peruano y se fue afuera. 2) A los 38 se sacó un hombre de encima y cuando fueron tres peruanos a taparlo sacó un remate de la galera desde afuera del área que pasó cerquita del palo derecho de Gallese. 3) A los 45 le puso un centro a Benedetto que el Pipa de Boca desperdició cabeceando por encima del arco. 4) A los 30 segundos del segundo tiempo capturó el rebote de Gallese (tras remate de Benedetto) y estrelló el tiro en el poste derecho. 5) A los 11 lo dejó mano a mano a Papu Gómez y Gallese salvó tapándole el remate al hombre de Atalanta. 6) A los 15, hizo un rush por la izquierda como los sabe hacer él solo, metió el pase atrás tipo puñalada y a Rigoni le sacaron el último toque increíblemente con Gallese vencido.
Media docena de situaciones que pudieron cambiar la historia. Pero Messi sigue sufriendo una verdadera pesadilla. No tuvo acompañamiento. No existieron las “pequeñas sociedades” de las que habló el técnico Sampaoli en la previa. Ni con Banega, ni con Papu Gómez, ni con ninguno que tuviera camiseta celeste y blanca. Porque nunca la Selección tuvo juego asociado. No sufrió una marca pegajosa Leo: Perú lo tomó en un triángulo conformado por Tapia, Flores y Peña y se las ingenió para sa- lir o meter estiletazos para sus compañeros. Y no sucedió la jugada heroica que toda la Bombonera esperaba...
Una cancha que lo recibió como rey. “Lionel Messi, el mejor del mundo, bienvenido a la Bombonera”, decía una bandera. “Homenaje al mejor jugador del siglo”, fue el trapo grande que apareció en el medio de La Doce. Y Leo se dio el gusto de jugar en una cancha por primera vez “por los porotos” para respirar todo lo que la Bombonera transmite. Pero no alcanzó. Sólo había estado en un partido benéfico organizado por la Fundación de Javier Zanetti en 2005.
¿Y ahora, qué? Le quedan 90 minutos en la altura de Quito donde puede ser “la gloria o Devoto”. Queda la posibilidad del repechaje con Nueva Zelanda. Queda todo abierto para que ocurra de todo: la clasificación a Rusia 2018, la tristísima eliminación, o la chance última de jugar a todo o nada en 180 minutos con el mejor de Oceanía.
¿ Merece Messi pasar por esto? ¿Merece Argentina hacer sufrir al mejor del mundo? ¿Merece el capitán sufrir con un equipo que no lo respalda, que no lo protege, que no lo ayuda, que no...? Todos lo comparan con el monstruo que fue Maradona como líder de la Selección. Messi es líder. Los que no merecen ponerse la celeste y blanca son, salvo contadísimas excepciones, los que tiene alrededor. Los que no aprovechan las situaciones que él les crea. Los que no pueden torcer la maldita historia de convertir un gol. Y, como dijimos ayer, sin goles no hay paraíso... ■