Clarín

¿Podría Francisco mediar en el conflicto entre Barcelona y Madrid?

- Sergio Rubin srubin@clarin.com

El grave conflicto en España ante el reclamo independen­tista en Cataluña parece no tener una solución a la vista ante la intransige­ncia del gobierno español y las autoridade­s catalanas. Por eso, tras el caótico referéndum del domingo, que agravó la situación, comenzó a barajarse la posibilida­d de buscar un mediador. La primera alternativ­a que se barajó fue una gestión de la Unión Europea, pero ello adolece de un obstáculo aca- so insalvable, porque sería reconocer un diferendo internacio­nal, cosa que Madrid rechaza, como lo dio a entender el ministro de Relaciones Exteriores y Cooperació­n de España, Alfonso Dastis. Por eso, emergió una segunda posibilida­d: que sea la Iglesia española, con el aval del Papa Francisco. Esta vía parece ser algo más que una mera especulaci­ón. Porque el martes Rajoy recibió a los arzobispos de Madrid y de Barcelona, los cardenales Carlos Osoro y Juan José Omella. En tanto, este miércoles, el vicepresid­ente de Cataluña, Oriol Junqueras, se reunió con Omella, ocasión en la que le habría pedido la mediación de la Iglesia. Con todo, Rajoy hasta ahora se mostró contrario a una mediación porque considera que los pasos que dio el gobierno catalán están fuera de la ley, mientras que éste se muestra favorable, pero sin renunciar al reclamo independen­tista. Rajoy tiene el apoyo crítico del PSOE y de Ciudadanos, en tanto que la izquierda de Podemos se inclina por la mediación.

El Papa no podría mediar porque se plantearía una situación parecida a la de la Unión Europea. O sea, darle un carácter internacio­nal al conflicto. En cambio, podría dar su apoyo porque no rehuye intervenir en los dife- rendos como se vio en su exitosa gestión entre Estados Unidos y Cuba, el impulso a las negociacio­nes entre el gobierno colombiano y las FARC – acompañado de su aliento a la reconcilia­ción durante su reciente viaje a Colombia- y la fallida participac­ión del Vaticano en la mesa de diálogo en Venezuela. Además, tanto Osoro como Omella fueron designados por Francisco por estar en línea con su visión, permitiend­o una renovación en la Iglesia española y, por tanto, gozan de su total confianza.

Con todo, la Iglesia española no es monolítica en cuanto al reclamo catalán. En vísperas del referéndum, 400 sacerdotes catalanes salieron a apoyarlo, lo cual suscitó una protesta del gobierno español ante el Vaticano. En tanto que en mayo pasado la Conferenci­a Episcopal Tarraconen­se publicó una declaració­n en la que pedía que “sean escuchadas las legítimas aspiracion­es del pueblo catalán”. El cardenal Omella se muestra más equidistan­te. Mientras que la Conferenci­a Episcopal Española, al llamar al diálogo, reclamó “respetar los cauces de la Constituci­ón” y “los derechos de los pueblos que conforman el Estado”, pero sin una defensa rotunda de la unidad del país, lo que molestó a Rajoy. El correr de las horas permitirá comprobar si efectivame­nte la Iglesia mediará para lo cual, como dicen los manuales, hace falta el pedido de las partes. No necesariam­ente puede ser una mediación – que implica la equivalenc­ia de las partes en conflicto y propuestas concretas del mediador-, sino una gestión de buenos oficios o, simplement­e, que los obispos ejerzan un papel de facilitado­res del diálogo. En el actual contexto, el sólo hecho de que se abra esa instancia sería alentador. Pero hoy parece difícil que se concrete esa vía. De todas formas, no está de más recordar que de los laberintos se sale por arriba. Nunca mejor dicho cuando se trata de la Iglesia. ■

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