Por el oro que escondía en Suiza, cayó el titular del Comité Olímpico de Brasil
Lo acusan de comprar votos para conseguir la sede de los Juegos de 2016. También está bajo sospecha por lavado.
En el barrio más elegante de Río de Janeiro, donde vive exclusivamente la clase alta carioca, la policía federal brasileña sacó escoltado de su casa a Carlos Arthur Nuzman (75 años), el acaudalado presidente del Comité Olímpico Brasileño. No lo quisieron esposar para evitar una vergüenza mayor. Junto con él, los agentes federales se llevaron también a su mano derecha Leonardo Gryner.
La detención de ambos dirigentes, en esta segunda fase de la operación bautizada Unfair Play, fue pedida por los fiscales fluminenses que actúan en el caso Lava Jato. Y se basó en “claros indicios” de corrupción en el caso de la elección de la “Ciudad Maravillosa” como sede de los Juegos Olímpicos 2016. Según la fiscalía, hubo compra de votos de miembros del Comité Olímpico Internacional (COI). Y eso, dicen, habría asegurado el triunfo de Río frente a Chicago, Tokio y Madrid, las otras candidatas que habían llegado a la votación final. En verdad, la investigación se inició en Brasil por una demanda del Ministerio Público de Francia, a fines de 2016. Los franceses sospechaban desde hace tiempo que habían corrido sobornos entre integrantes del COI. E indicaron, para más precisión, al senegalés Lamine Diack, ex presidente de la Federación Internacional de Atletismo (lo fue hasta agosto de 2015), como receptor de grandes cantidades de dinero que engordarían sus bolsillos y los de dirigentes olímpicos de varios países africanos. A Diack también ya lo havían acusado de haber recibido sobornos para esconder casos de doping en atletas rusos. Por ello, renunció en noviembre de 2015 a su cargo como miembro de honor en el COI.
De acuerdo con los fiscales brasileños, las pruebas que lograron recoger sindican a Nuzman y Gryner -fue jefe de marketing en Río 2016-como los individuos que “unieron las puntas interesadas, hicieron los contactos y aceitaron las relaciones para organizar el mecanismo de soborno” a los “integrantes africanos del COI”. Los investigadores encontraron emails que revelaron el pago de las coimas por parte de Nuzman a un grupo llamado “nuestros amigos”. El dinero fue remitido por etapas. La primera parte, dos millones de dólares, le llegó a Diack en octubre de 2009, días antes de la proclamación de Río en Copenhague. Un par de meses des- pués se reanudó la “transferencias de fondos” al senegalés. En un email, Diack le avisa a Nuzman de “problemas” y “roces” con líderes africanos por cuenta de las demoras en efectivizar los sobornos. Gryner le respondió con un pedido de disculpas.
Nuzman enfrenta dificultades adicionales en Brasil, lo aque también justifica que lo hayan puesto tras las rejas. Es el dinero que acumuló el dirigente entre 2006 y 2016. En tan sólo esa década, el hombre quintuplicó su fortuna personal. En verdad, todo indica que recogió la parte del león entre 2013 y 2016, un período cortísimo en el que consiguió duplicar sus bienes personales.
La Afip brasileña –Receita Federal—reveló que las posesiones declaradas por Nuzman en 2015 ascendían a nueve millones de reales (tres millones de dólares); lo que equivalía al doble de lo que había declarado dos años antes. El dirigente del COB cometió errores: se había “olvidado” de registrar como ganancia las remuneraciones que obtuvo del comité organizador. Pero aún, luego de lanzada la operación “Unfair Play”, el dirigente resolvió modificar su declaración impositiva. Admitió entonces que tenía que tenía 16 barras de oro depositadas en un banco suizo. Ese cambio en la declaración impositiva es interpretado por los fiscales que exigieron detenerlo, como una “tentativa de obstruir” las investigaciones. ■