Pascual Di Tella, una promesa que sigue una tradición familiar y se abre camino en Estados Unidos
Su padre fue olímpico y su hermana disputó un Panamericano. Con 22 años, se forma en la Universidad de Duke.
La esgrima le llegó casi como un mandato familiar a Pascual Di Tella. Su papá Rafael fue olímpico con espada en Seúl 1988 y Barcelona 1992. Su hermana mayor Isabel compitió con la misma arma en los Juegos Olímicos de la Juventud Singapur 2010 y en los Panamericanos de Guadalajara 2011. Sin embargo a él este deporte recién lo terminó de enganchar en la adolescencia y el arma que más lo atrajo fue el sable. Pero su talento innato no tardó en aparecer. En pocos años experimentó un gran crecimiento, potenciado por su experiencia universitaria en Estados Unidos, y hoy es uno de los jóvenes esgrimistas argentinos con más proyección.
Nacido hace 22 años en Vicente López, en 2015 Di Tella armó las valijas y desembarcó en la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, para cursar una doble especialidad, Ciencias Políticas y Filosofía, y para perfeccionar sus habilidades como tirador.
“Mi papá me dijo siempre que no me podía dedicar solamente al deporte. Entonces busqué un lugar en el que pudiera hacer las dos cosas. Y la mejor opción para eso es Estados Unidos. Mandé mails a todos los entrenadores de las universidades americanas y me respondieron de Duke. Hoy estoy estudiando y haciendo esgrima en un alto nivel. Además, la universidad también me ayuda a veces a costear los viajes, al igual que mi papá y el ENARD “, cuenta a la distancia Di Tella.
El trabajo de los últimos años se vio reflejado en el Campeonato Mundial de Leipzig, donde terminó 16° entre 131 esgrimistas, dejando en el camino a rivales de la talla del estadounidense Daryl Homer, subcampeón mundial en Moscú 2015 y plata olímpica en Río de Janeiro 2016.
“Me fue bastante bien. Yo soy joven y no tengo buen ranking ( NdeR: está 44°) y le pude ganar a uno de los mejores del mundo. Eso fue muy bueno”, recuerda quien a pesar de su habilidad natural, tardó en agarrale el gustito a este deporte.
“La esgrima siempre fue parte de la vida de mi viejo. De chico me mostraba algún movimiendo y yo me sentía super orgulloso cuando él me decía que lo hacía muy bien. Pero no es fácil practicar un deporte que tus padres y tus familiares hacen bien. Sentís un poco de presión. Me costaba un poco eso, por eso empecé tarde a hacerlo profesionalmente.
-Más allá de la pasión que te pasó tu familia, ¿qué te atrajo de la esgrima? -La independencia que te da, nunca me gustó mucho competir en equi- po, y la flexibilidad horaria que tenés cuando hacés un deporte individual. Además, yo arranqué a entrenar en serio justo pegué un estirón físico, lo que me ayudó para empezar a ganar. -¿Y por qué elegiste el sable?
-Creo que porque era medio loquito de chico. El sable es el arma más agresiva, más dinámica, todos los puntos se terminan muy rápido. Mi personalidad la eligió.
Pascual sabe que el gran resultado que consiguió a fines de julio en el Mundial de Leipzig puede ser un trampolín para seguir creciendo. “Sería un capricho desaprovechar este momento”, dice y sueña en grande.
“Me gustaría ganar una medalla panamericana individual, mejorar el resultado de este mundial y competir en un Juego Olímpico. Tokio 2020 es el objetivo más presente, pero sino esperaré un ciclo más”, se ilusiona Di Tella, el heredero de una familia de esgrimistas que está ganándose un lugar propio en la elite mundial.