Clarín

Un recuperado­r de corazones

Ignacio Berra, cirujano del Hospital Garrahan. La técnica que inventó el especialis­ta mantiene al órgano funcionand­o de manera normal fuera del cuerpo del donante fallecido.

- IGNACIO BERRA

Es cirujano del Garrahan. Creó una máquina que conserva ese órgano y ayudará a hacer más trasplante­s.

"Aumentar el número de donantes a través de los corazones que se descartan, que van al tacho de basura". La impactante frase resume el objetivo de Ignacio Berra, cirujano cardiovasc­ular del Hospital Garrahan. Junto a la empresa Lew Argentina ganó el Premio Innovar 2017 con un proyecto que permitirá aumentar la cantidad de donantes cardíacos en pediatría.

Desarrolló una máquina que se encuentra en fase investigat­iva. Permite la perfusión ex-vivo de corazón en normotermi­a. Esto significa que se mantiene latiendo un corazón fuera del cuerpo donante para estudiarlo, mejorarlo y aumentar el tiempo que puede pasar hasta el trasplante. Así, posibilita la mejora de corazones donados que, en la actualidad, se descartan.

"Cuando hablo del 'tacho de basura' la idea es agarrar ese corazón, ponerlo en una máquina fuera del cuerpo para que le pase sangre del mismo donante, con la misma identidad inmunológi­ca que el órgano. Empieza a latir afuera del cuerpo. Le pasás nutrientes, le pasás sangre, que tiene que ser en forma de pulsos, simulando la fisiología del cuerpo, y a temperatur­a corporal", detalla Berra en diálogo con Clarín.

El método funciona en niños y adultos. Pero el foco está puesto en los chicos porque "a las grandes em- presas no les importa el mercado pediátrico", señala Berra. Agrega que son muy pocos los donantes que hay en chicos y que a las familias -cuando se trata de un pequeño- les cues- ta mucho más tomar la decisión de donar los órganos.

En Argentina se trasplanta­n por año un promedio de 100 corazones y sólo el 12% son trasplante­s cardíacos pediátrico­s. El 20% muere esperando un trasplante y la lista de espera es alta. "Faltan donantes, pero también falta usar órganos que son más marginales, los órganos con paro circulator­io que hoy en día se rechazan. Actualment­e en nuestro país se toman cierto tipo de donantes, con muerte cerebral pero sin paro cardíaco", explica Berra. Procedimie­ntos similares a este ya se aplican en Australia, Canadá y Gran Bretaña. "Les fue bien. Vieron que la mortalidad es la misma que si lo hicieran con preservaci­ón en frío", dice Berra. Actualment­e los órganos donados se preservan en frío y tienen un tiempo y distancia limitados. Con la perfusión ex-vivo podrían utilizarse un 15% de los órganos que se desechan.

El acceso a esta tecnología es muy caro para argentinos. Importar la máquina que usaron en Australia costaría 300.000 dólares. Con su desarrollo, el cirujano busca abaratarlo. "Sería mucho más económico porque lo que tengo hablado con la empresa es que esto llegue a la sociedad argentina. Y sea accesible", subraya.

Ante la consulta de si hay una fecha de salida al mercado, el cirujano responde que "nosotros hablamos con el Ministerio de Salud y con la jefatura de Gabinetes porque muy probableme­nte el estado argentino tiene que tomar una decisión de ir para adelante con este tipo de proyectos". w

Con este método podría usarse el 15% de los corazones que en general se desechan.

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Doctor corazón. Berra apunta a recuperar órganos descartado­s.

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