Clarín

Cómo no va a ser para festejar

- Ricardo Roa

Aquién le ganamos?: a un equipo que ya estaba fuera del Mundial y que jugó sin su capitán suspendido y sin las tres o cuatro figuras que están en Europa y que no fueron convocadas. Un equipo que sufre una sequía de once meses sin victorias.

Palabras más, palabras menos fue uno de los comentario­s con pretensión de análisis que se escuchó entre quienes buscaron bajarle el precio al triunfo con Ecuador. Bien argentino: buscar pelos en la sopa.

Otro, de los que no lo quieren a Messi o lo quieren mal a Messi, fue que al fin Messi había hecho lo que debió haber hecho mucho antes. No sólo los goles sino jugar parecido a como juega en el Barcelona.

Si terminamos terceros en las Eliminator­ias, le ganamos a un equipo de amateurs y lo único que Messi hizo fue pagar una deuda, ojo con irse de rosca con el festejo. También una lógica bien argentina: guardemos la euforia para cuando ganemos algo de verdad.

¿Qué pasó entre las 20.30 y las 22.15 del martes? Pasó que a las 20.31 estábamos perdiendo 1 a 0 y más desorienta­dos que el gobierno de Cataluña con la declaració­n de independen­cia. Y si antes del partido teníamos miedo de quedarnos afuera, ahí teníamos miedo de quedar afuera por goleada.

Pero apareció Messi y apareciero­n los goles de Messi y pasamos de estar definitiva­mente afuera a estar definitiva­mente adentro. ¿En qué mundo no se celebra una cosa como ésa?

Le ganamos a Ecuador que no es Alemania ni es Brasil pero era al que le teníamos que ganar. Y le ganamos en los 2.800 metros de Quito donde no ganábamos desde 2001. Preguntémo­sle a los paraguayos eliminados por Venezuela en casa o a los chilenos que no irán a Rusia después de ganar dos Copa América.

¿Qué dirá John Carlin de los hinchas argen- tinos que no celebran porque creen que no hay mucho para celebrar y que encima ningunean a Messi? Carlin es uno de los mejores periodista­s deportivos del mundo y es un personaje del mundo del fútbol. Hijo de un escocés y de una española, nació en Londres y vivió su infancia y su juventud en Buenos Aires.

El mismo cuenta que siempre fue fanático del Manchester y que como un personaje de Woody Allen de un día para otro dejó de querer eso que tanto quería. Dice que ahora disfruta con varios equipos y que con las seleccione­s quiere que Inglaterra pierda y que España, Sudáfrica y Argentina ganen.

Dice: “No tengo equipo ni país pero tengo algo que ocupa su lugar. Cuando me preguntan de qué equipo soy, digo: de Messi. No me entusiasma ninguna nacion ni ningún partido político o ideología (ya no, demasiadas decepcione­s). Pero Lionel Messi sí. El me entusiasma mucho”.

Salvo amargos de siempre, todos celebramos y celebramos mucho llegar al Mundial y llegar al Mundial con Messi. Obvio, incluido Carlin y también Macri, que es futbolero y que se sacó una gran pálida de encima. Hubo tuits para todo los gustos y uno con humor bien gorila: “No quiero entusiasma­rlos pero Rusia será el primer mundial sin peronismo desde el 86”.

Carlin dice más: “Messi es un genio, una alegría en mi vida y un consuelo frente a la estupidez del mundo. El día en que se retire será un día de luto, pero mientras tanto me siento profundame­nte afortunado de estar vivo en la era Messi y agradezco que me haya dado una patria y una tribu con la cual puedo decir que por fin me siento claramente identifica­do”. Así también nos sentimos muchos.

Muy nuestro o de algunos de nosotros: decir que no le ganamos a nadie y que Messi hizo lo que debía.

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