El show de Lilita: chicanas en el aire y buen clima en los cortes publicitarios
Deseos. Carrió pidió cambiar su silla porque era muy alta, poder fumar en los cortes y bromeó con Ramal.
Good show y papas fritas, podría resumir Tato Bores la performance de Elisa Carrió en el debate en el programa A Dos Voces de la señal TN entre los candidatos a diputados por la Ciudad. La chaqueña se quedó con el protagonismo.
La diputada arrancó su show ni bien pisó el estudio: pidió cambiar su silla porque era muy alta. El conductor Edgardo Alfano le cedió la suya, ya que en esa se podía regular la altura y en las de los candidatos, no. Eso sí, durante las tres cuartas partes del debate, Carrió estuvo parada. Y movediza. Mientras se desarrollaba el affaire de la silla, al economista de izquierda Marcelo Ramal no le cerraban las estadísticas. "Todos tenemos un vaso de agua y vos tenés tres" le dijo a Daniel Filmus, quien, sonrisa de por medio, le contestó: "Es que tomo mucha agua". La hidratación asegurada había sido el único pedido del equipo de campaña de Unidad Porteña a la producción.
Los otros que pidieron algo fueron los representantes de Carrió: que la candidata pudiera fumar en los cortes. El deseo fue concedido, pero la humareda llegó a tal punto que el vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli, admitió que debería "clausurar el canal".
Al momento de la foto de rigor antes de que empezara el programa, y pese a que la mayoría son viejos conocidos en el mundo de la política, se notó cierta frialdad. Pero la chaqueña rompió el hielo: "Lo abrazo a Ramal, que sacó más votos que yo en 2011". Hubo risas. Continuó, entonces, esa senda de amabilidad Martín Lousteau: fue el que decidió darle la mano a cada uno de los rivales y a Carrió un beso. Y todos a sus lugares.
Fue en ese momento que un asesor de atrás de cámara le hizo una indicación a Carrió y recibió un pedido amargo como respuesta: "Andate lejos de mi vista para que no me confundas con tus señas". Por momentos, Carrió se fue de la discusión. “Le aburre un poco ser oficialista. Se luce más cuando está sola en la oposición”, admitieron en su equipo.
Ya en sus lugares, Lousteau sonreía a sus seguidores que lo miraban desde las gradas mientras que Tombolini repasaba las placas con las que reforzaría sus palabras.
Arrancó el programa y los conductores detallaron las complicadas normas para que todos pudieran tener su tiempo. "No entiendo nada", se escuchó a Carrió. De hecho, la diputada nunca entendió la normativa y se la pasó preguntándole al conductor Marcelo Bonelli qué tenía que hacer.
Llegó el primer corte luego del arduo debate por el tema educación y la troupe de lilitos salió a fumar. Carrió, que se había ido del libreto educativo, se despachó ante sus seguidores: "Dije los logros del Gobierno y les dije a ellos que se robaron todo". Había mostrado las cartas desde el principio: polarizar con el kirchnerismo encabezado por Filmus.
Distendidos, Carrió y los suyos empezaron a caminar y se alejaron del estudio. Una productora salió a co-
“Dije los logros del Gobierno y les dije a ellos que se robaron todo”, celebró Carrió.
rrerlos: "Hay que volver ya", les dijo. Pero, ¿de qué hablaba Carrió tan entretenidamente? Proponía pedirle a Horacio Rodríguez Larreta, Jefe de Gobierno, que se depile los brazos.
Los espectadores se comportaron muy bien: en 2015 hubo chiflidos y abucheos en las gradas de TN durante los debates. Esta vez hubo aplausos del espacio político correspondiente cuando consideró que su candidato había acertado en una respuesta. Hubo un solo chiflido que se ganó Carrió cuando habló del caso Maldonado (Ver Página 10).
También Carrió desconcertó a la platea y a los conductores cuando le tocó hacerle la pregunta libre a Matías Tombolini: “La verdad es que no tengo una pregunta para hacerle; me parece muy bien que la gente joven se sume y yo contra vos no tengo nada, pero de tu jefe (en referencia a Sergio Massa) creo que es una persona nefasta”. El economista recogió la pregunta con hidalguía, defendió a su jefe y aprovechó para hablar de sus propuestas. w