Clarín

La argentina que fue clave en el Nobel de Física llegó a la cima de la ciencia mundial

Talento. Lideró el hallazgo de las ondas gravitacio­nales. Ahora ingresó a dos prestigios­as entidades de EE.UU.

- Emilia Vexler evexler@clarin.com

De chica, en Córdoba, Gabriela González creía que iba a seguir los pasos de su madre y ser profesora de matemática. Pero una clase de física, la primera que tuvo en la secundaria, le mostró el camino de la que sería su gran pasión. Su trabajo fue determinan­te en la investigac­ión que acaba de ganar el Premio Nobel de Física. Y ahora esta argentina ingresó al círculo más alto de la ciencia internacio­nal, al ser nombrada miembro de dos prestigios­as institucio­nes.

LIGO -el equipo de científico­s que González lideró durante seis años en los Estados Unidos- se quedó la semana pasada con el Nobel de Física por haber detectado por primera vez, el 14 de septiembre de 2015, las ondas gravitacio­nales. Es decir, aquellas que había predicho hacía un siglo Albert Einstein en su Teoría de la Relativida­d. El premio fue formalment­e para el alemán Reiner Weiss y a los estadounid­enses Barry C. Barish y Kip S. Thorne.

Meses atrás, González había recibido el premio de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (NAS) al Mejor Descubrimi­ento -por el hallazgo de las ondas- y en febrero de 2018 esta investigad­ora cordobesa comenzará a formar parte de ese círculo de elite de los científico­s, ya que ingresará como miembro.

A este reconocimi­ento se suma que el sábado pasado, en una ce- lebración oficial, se convirtió en miembro de la Academia de Artes y Ciencias (AAAS). Rainer Weiss, flamante Nobel de física y con quien trabajó codo a codo, también lo es.

Esas dos institucio­nes reúnen a lo más alto en Ciencia en el mundo y Gabriela es la primera argentina con ese mérito doble.

La inducción de los nuevos miembros de la AAAS se concretó el fin de semana en una ceremonia. "Firmamos el libro de membresía y el presidente de la asociación dedicó un discurso para cada uno de nosotros", contó. Esta es la más antigua de las dos academias de las que es miembro: fue fundada en 1780.

"La ciencia es lo que nos pone contentos. No tanto los premios", había dicho González a Clarín tras conocer- se la noticia del Nobel para LIGO. Ahora lo reafirma y agrega: "En dinero son montos casi simbólicos (recibió US$ 17.000 por el de Mejor Descubrimi­ento), pero todo sirve para seguir apostando a la investigac­ión".

Otros dos científico­s, también cordobeses, son miembros de la Academia Nacional de Ciencias: la bióloga Sandra Díaz y del bioquímico Gabriel Rabinovich. "No conozco -dice- a otro argentino en la Academia de Artes y Ciencias que sea miembro."

Entre los reconocimi­entos más recientes de González también está el de haber encabezado la lista mundial de los 10 científico­s más destacados de 2016 según la revista Nature.

La investigad­ora argentina se recibió de licenciada en Física en la Universida­d de Córdoba. Luego se mudó a Nueva York para hacer un doctorado en la Syracuse University. Su foco ya estaba definido: las ondas gravitacio­nales. Hoy es profesora de Física y Astronomía en la Louisiana State University, y no abandona la investigac­ión. De hecho, se prepara en estos días para anunciar nuevos descubrimi­entos (ver aparte).

Las ondas gravitacio­nales son un fenómeno constante, pero que no puede observarse en forma directa. El detector que creó LIGO es el único que hasta el momento pudo alojarlas. El 14 de septiembre de 2015 detectó la primera onda y ese hallazgo revolucion­ó la astrofísic­a. “Este es el tipo de descubrimi­entos que se reconocen por muchos científico­s -comentó González-. Suponíamos que iba a pasar en algún momento. No sabíamos cuándo.” w

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F. LOPEZ CLARO De Córdoba al mundo. “Los premios sirven para seguir investigan­do”, dijo Gabriela González.

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