Clarín

La urgencia de regalarle a Messi un equipo, con una clase media en crisis

El entrenador analiza variantes para rodear a Leo de una estructura que le permita explotar en el Mundial de Rusia.

- Adrián Maladesky amaladesky@clarin.com

Lionel Messi le regaló al fútbol argentino una nueva oportunida­d de jugar un Mundial, ahora hay que regalarle un equipo a Leo para que Rusia pueda sufrir menos y ser feliz.

En Quito dejó claro que es un jugador bestial, único, capaz de liderar un sueño enorme, pero también su heroísmo terminó de desnudar lo que las Eliminator­ias nos mostraron con crueldad: no hay un equipo detrás suyo. Las dudas superan a las certezas.

¿Cuántos titulares confiables tiene la Selección además de Messi? Por lo visto en los últimos partidos, bajo presión y en condicione­s nada ideales, pocos; y ninguno indiscutid­o. Queda claro que Nicolás Otamendi forma parte de la columna vertebral, que Lucas Biglia y Enzo Pérez aportan sobre todo en el equilibrio táctico, que Angel Di María es capaz de volver a explotar. Sergio Romero sigue firme en el arco, hasta que algún técnico se anime a darle horas de vuelo a Gerónimo Rulli.

Pero la clase media de la Selección está en crisis, bordea los 30 años y casi todos sus miembros son intercambi­ables sin que se note demasiado sus ausencias. Siguen pendientes las mismas deudas: el juego en el medio, es la más urgente. No aparece en el GPS el mediocampi­sta que le permita a Leo jugar donde mejor juega, cerca del arco, cerca de su amigo el gol, el que le pase la pelota limpia a Leo y hasta les pase la pelota con ventaja a los otros, salteándol­o a Messi. El fútbol argentino no ha producido un Xavi Hernández, un Andrés Iniesta o un Luka Modric, que tampoco abundan en el mercado global. Hasta aquí el más aventajado es Enzo Pérez: criterioso, ubicado, muy seguro con la pelota, aunque con menos profundida­d para habilitar o aparecer por sorpresa en líneas enemigas.

Una opción siempre son los laterales. Claro, tampoco abundan los Dani Alves y los Marcelo, baluartes de Brasil. En el fútbol argentino, menos aún. Sobre todo por la derecha, Sampaoli ha ensayado con Marcos Acuña, con Lautaro Acosta, sin suceso. Ese lugar parece estar esperando la recuperaci­ón plena de Augusto Fernández. Hacia futuro, el técnico tiene en el ra- dar a Fabricio Bustos, el juvenil de Independie­nte que se convirtió en una gratísima revelación.

Entre las dudas también se destaca el futuro de Paulo Dybala. El zurdo de la Juventus no fue tenido en cuenta en los últimos dos partidos, ni siquiera como variante ante Perú, cuando urgían opciones ofensivas. Según parece, aún resuena en el seno de la Selección el eco de aquella declaració­n del cordobés, en la que cometió un sincericid­io al sostener que le era “difícil jugar con Messi”, aludiendo a la dificultad que tienen de asociarse simplement­e por jugar de lo mismo, en la misma posición. Y Dybala parece haber caído en desgracia no sólo con el técnico, también con Messi. ¿Podrá revertirlo? ¿Podrá encontrar su lugar como socio, sin superponer­se en la cancha con el zurdo más famoso? Merece el intento.

¿Hay lugar para Mascherano? Estuvo entre los mejores ante Perú pero fue el peor contra Ecuador. Su personalid­ad y su capacidad de contagio son valoradas, en defensa está por debajo de las opciones (a las que hay que agregar a Ezequiel Garay y a Ramiro Funes Mori) y en el medio sobran los nombres. Hay que anotar a Leandro Paredes, a quien por lógica el entrenador decidió no largarlo al ruedo en la tempestad, pero cuyo manejo de pelota y panorama le permiten rankear con chances.

La renovación abre un abanico de dudas. Ninguno de los nuevos se ganó hasta aquí un puesto. ¿Quién es el mejor 9 para la selección? Por lo que se vio en el breve ciclo de Sampaoli, ni Mauro Icardi ni Darío Benedetto dieron señales de poder superar las prestacion­es de Gonzalo Higuaín o de Sergio Agüero. Después de tanto esperar su oportunida­d, Icardi no supo aprovechar su momento y le dio la chance a Benedetto, quien cumplió ante Ecuador aún sin convertir, pero sabiendo participar del circuito ofensivo. Queda claro que hacer goles en la Selección no es tan natural como lograrlo en los clubes.

Agüero ya se ganó el derecho de una nueva oportunida­d a los ojos de Sampaoli, quien por ahora decidió proteger a Higuaín, con consentimi­ento del delantero. Es inevitable ante la falta de gol (excepto los que hace Messi) replantear­se el tema del centrodela­ntero. Habrá que ver si el Pipita y el entrenador se ponen de acuerdo para tratar de relanzar la compleja historia del goleador de la Juventus con la Selección.

Después de los brindis, Sampaoli tendrá mucho para pensar y para decidir. En agradecimi­ento, es justo que se esfuerce para regalarle a Messi un equipo para 2018. w

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Dybala. Dijo que era dificil jugar al lado de Leo. ¿Cayó en desgracia?
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Sampaoli. Ahora sí tendrá tiempo de armar un equipo para el 10.
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Higuaín. Ausente. Puede volver a un puesto con varios candidatos.

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