Maldonado y las secuelas del huracán Carrió
Elisa Carrió es la estrella importada del PRO y una topadora que tracciona votos. En las PASO superó el 50% de los sufragios en Capital, lo cual significa que uno de cada dos porteños la votaron a ella. Electoralmente es la reina de la Ciudad y un poco así debe haberse sentido la noche del festejo cuando dijo, con el corazón en la mano: "Estoy un poco conmovida".
Ahora encara el tramo final de la campaña con la seguridad de aquel respaldo masivo de agosto y fue al debate de candidatos, en TN, como sobrando la situación.
Se la vio así, confiada en su histrionismo blindado para contestar lo que le tiraran y ningunear a opositores. "Disculpame, no te conozco", le dijo al candidato de Sergio Massa, Matías Tombolini, cuando no supo qué preguntarle. "Me parece muy bien que la gente joven ingrese a la política", completó, detrás de unos televisivos lentes de divertido marco naranja.
Pero entre tanta soltura improvisada se fue al pasto. "Cuando sepa que Maldonado no está en Chile, voy a hablar", dijo, ante una pregunta de Marcelo Ramal, el candidato del Frente de Izquierda, sobre la desaparición del artesano. Y oscureció, en vez de aclarar: "Hay un 20 por ciento de posibilidades de que el chico esté en Chile con la RAM", en alusión al grupo violento Resistencia Ancestral Mapuche.
Provocó un incendio. En términos políticos, le devol-
La pregunta acerca de dónde está Santiago Maldonado es legítima más allá de las elecciones del 22 de octubre
vió a la oposición motivos para volver a cuestionar la mirada oficial sobre esa investigación, que la Justicia aún mantiene como "desaparición forzada".
Lilita se siente una outsider, pero desde afuera es vista como integrante del elenco del Gobierno.
Un incordio innecesario, apenas 48 horas después de que Bono, el mítico líder de la banda U2, se reuniera con Macri y saliera a declarar que vio al presidente "tomando seriamente" el caso Maldonado.
Fuera de la especulación política -de la que el kirchnerismo hizo bandera hasta con pistas falsas impulsadas desde una fiscalía especial que responde a la ahora procesada procuradora Gils Carbó-, es imprudente agitar con liviandad un tema tan doloroso.
¿Un 20% de posibilidades de que esté en Chile? ¿En base a qué? ¿Conocen eso las autoridades chilenas? ¿De dónde proviene la exactitud de la proporción? Y, en todo caso, ¿en cuáles posibilidades se repartiría el 80% restante? Carrió ensayó ayer una marcha atrás. Dijo que reza por Maldonado, que espera "con una fe enorme" que esté con vida, y que sólo dijo lo que piensa en base a su "intuición". El repliegue es válido pero no alcanza a tapar el derrape.
Más allá de la investigación judicial, la responsabilidad política de la respuesta que tarde o temprano exigirá el caso Maldonado es toda del Gobierno, hayan participado o no los gendarmes. No será suficiente un razonamiento que excluya a la fuerza federal pero no dé una respuesta concreta sobre el destino del artesano.
La pregunta acerca de dónde está Santiago que la oposición agita en campaña es válida y legítima para toda la sociedad. Y alcanza más allá del 22 de octubre.