Clarín

La confesión de Pedro Monzón: pensó en suicidarse y Maradona lo salvó

En su peor momento lo llamó a Diego: “Cuando vi su camioneta escondí el revólver por vergüenza”, recuerda.

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Fue un momento complicado. Sintió que la vida se le iba, que ya nada tenía sentido. Creyó, por un rato, que la solución era el camino más corto: suicidarse. Estaba solo. Analizó el es- cenario. Pensó en disparar. En dispararse. Pedro Damián Monzón, el histórico defensor de Independie­nte y de la Selección Argentina, contó detalles de aquel momento límite de su vida. “Cuando se pinchó la pelota terminó mi carrera. En esos momentos yo consumía drogas, que es muy malo; yo hoy les digo a todos que es malo. Hoy hablo con 55 años porque Dios me dio la mano cuando estaba en el fondo del mar. Yo conté que tenía problemas y se me cerraron puertas”, contó en el programa Arro- ban (FW TV).

El ex marcador central -55 años, nacido en Goya, Corrientes- también se refirió a quienes lo ayudaron a salir de ese lugar. Y destacó a alguien en particular, al que estuvo en el peor de los momentos. Al que lo abrazó para que no se fuera: Diego Maradona. “Yo estuve a punto de suicidarme un día; tenía siempre la pistola en la mano para hacerlo y no me animaba. Estaba viviendo en un local, separado y no tenía nada. A veces no tenía para comer. Un día, quizás buscando ex-

cusas para hacerlo, pensé ‘voy a llamar a Diego y si no viene me suicido’. Lo llamé y le dije que me sentía mal, que quería hablar y él me dijo que no me preocupe”, contó en el programa.

Y agregó: “Pensé que Diego no iba a venir, pero al rato apareció. Cuando vi su camioneta escondí el revólver por vergüenza, no le dije nada de lo que tenía pensado hacer. Cuando llegó le dije que se siente en una silla, la única que tenía, y él me respondió ‘No, si vos estás en el piso yo me sien- to con vos en el piso’.”

Insistió con aquel momento que le tocó padecer: “Buscaba excusas, la verdad era que no me quería matar. Después me di cuenta de que era un cobarde, y qué bueno que lo fui. Tenía la pistola en la mano y no lo hacía nunca. Tal vez Dios hacía que no apretara el gatillo”.

Acongojado, Monzón siguió con el relato: “En esa charla le conté que había nacido mi hija en Tucumán y no la conocía, no tenía ni para ir a verla. Bueno, gracias a él fui a ver a mi hija, tuve para comer, todo”. Su hija,según contó, tiene ahora 20 años. El ex futbolista se expresó -durante la entrevista- eternament­e agradecido a Maradona. Siente que le salvó la vida. Lo repite. Sin vueltas.

En la entrevista también recordó detalles de la histórica participac­ión en el Mundial de Italia 1990. Recordó su gol en el encuentro contra Rumania, la generosida­d de su amigo Maradona y la histórica final frente a Alemania, en el Olímpico de Roma, en la que se convirtió en el primer jugador en ser expulsado en el encuentro decisivo de la Copa del Mundo.

Recordó sobre aquella ocasión: “La jugada fue un error mío; a veces un futbolista comete errores, en ese sector de la cancha no te tenés que tirar al piso, no te van a hacer un gol desde ese lugar. Klinsmann salta justo, no sentí la tibia de él en mi tapón, yo creo que si lo llego a tocar en esa patada todavía estoy preso”.

Monzón, quien fue jugador y entrenador de Independie­nte, también vive de cerca la realidad del Rey de Copas. “Ojalá que Holan le devuelva a Independie­nte un campeonato de América, que recupere esa mística que tuvimos. No son cosas fáciles de conseguir en poco tiempo”, contó. Quiere ver campeón a Independie­nte en la Sudamerica­na.

Ahora, tras su último paso como entrenador por Güemes (en 2016), busca un nuevo destino. Una nueva forma de revancha... ■

 ??  ?? Compañeros. Maradona y Monzón en una práctica del Mundial 90. Atrás, Bauza. Troglio, Simón y Serrizuela.
Compañeros. Maradona y Monzón en una práctica del Mundial 90. Atrás, Bauza. Troglio, Simón y Serrizuela.

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