Clarín

La mano simple del Pampa Biaggio, para que disfruten Belluschi, Cerutti y Blandi

Al volante de las rastas lo pone de enganche y al Pocho lo liberó. Así no está tan solo Blandi. Seis goles entre los tres.

- Enrique Gastañaga egastanaga@clarin.com

Muchas veces a este juego de la pelota lo complican los mismos entrenador­es. Suele ocurrir que, por no despegarse de su idea inicial, el técnico no cambia aunque la lógica le indique que debe hacerlo. Entonces, culmina encerrado en su propio laberinto y hasta hipotecand­o su continuida­d. Después, llega el sucesor. No patea el tablero, pero mueve un par de fichas, se potencian algunos futbolista­s cruciales que estaban apagados y el equipo arranca. Un ejemplo es este San Lorenzo que revivió con Claudio Biaggio. Ya se nota la mano del Pampa, simple pero precisa.

Tic, tac, tic, tac, tic, tac... De Caruzzo a Quignón, atrás para Gonzalo Rodríguez y su cesión hacia delante para Blandi, atrás del "9" para Paulo Díaz y su pase sobre la banda para Gudiño, la devolución para el chileno y el toque a Mercier, la pelota para Belluschi y el giro delicioso con asistencia para el pique por el medio de Cerutti, todo cerrado por el Pocho con una resolución sutil... De una punta a otra de la cancha, con triangulac­iones y movilidad, el equipo de Biaggio gestó su primer gol ante Defensa y Justicia en la última fecha de la Superliga. Una exquisitez. ¿San Lorenzo es una máquina? No. Muy lejos está de serlo, pero regaló esa perla de 21 segundos. Apenas una señal para saborear. El tiempo dirá si queda en una situación aislada o si el equipo crece.

Si había un reclamo potente contra Diego Aguirre era la soledad que en general sufría Nicolás Blandi. ¿Qué hizo Biaggio? Trató de renovar a jugadores con rasgos desequilib­rantes que no venían produciend­o en la medida de sus notables capacidade­s.

El DT que saltó de la Reserva a la Primera como interino resolvió mudar a Belluschi bien cerca del área, casi como enganche. El talentoso de las rastas ya no recibe tan lejos del arco rival como antes. Ahora lastima de verdad y con mayor continuida­d, con dulces asistencia­s (como en los dos primeros festejos ante Defensa y Justicia), con la precisión de su pegada (la pelota que le puso en la cabeza a Blandi para el segundo a Estudiante­s), con goles impactante­s (como en el tercero al equipo platense desde más de 40 metros) o empujándol­a debajo del arco (como en el primero que le marcó a Andújar).

Para evitar el aislamient­o de Blandi, también Biaggio optó por dejar volar a Ezequiel Cerutti. Lo sacó de la banda derecha, donde lo habían anclado tanto Aguirre como su antecesor Pablo Guede en una función que lo transforma­ba en previsible y además lo desgastaba porque incluía demasiadas obligacion­es de retroceso.

Hoy el Pocho es una especie de segundo delantero, con libertades para aparecer por ejemplo definiendo por el medio, como en el primer gol ante Defensa y Justicia. Siempre atento a las derivacion­es del juego, por supuesto. En esa misma noche de viernes, cuando el DT nacido en Santa Rosa advirtió que su equipo mostraba debilidade­s por la izquierda, le pi- ● Bautista Merlini será operado hoy de la rotura de ligamentos de la rodilla derecha sufrida el 9 de octubre, mientras que mañana hará lo propio Franco Mussis (se rompió el ligamento de la rodilla izquierda y sufrió una fractura en esa zona el 25 de septiembre). El doctor Jorge Batista asistirá en ambas intervenci­ones. dió a Cerutti que se posicionar­a sobre esa banda. Y desde ahí, enganchand­o hacia al medio, dibujó el tercero con un potente derechazo.

¡Dos goles de Cerutti en un partido! Fue la segunda vez en su carrera. La anterior había sucedido allá lejos y hace tiempo, en Sarmiento de Junín. En San Lorenzo, en sus casi dos años, sólo había hecho tres... Nada descubrió Biaggio con Cerutti, es cierto. Al cabo, su mejor etapa en Estudiante­s la había patentado cuando lo dejaron recorrer todo el frente de ataque. Su potencial es tan grande que resulta un desperdici­o limitarlo a la raya.

Con los desplazami­entos de Belluschi y de Cerutti, también mutó el esquema táctico. Del 4-1-4-1 o 4-2-3-1 de Aguirre, viajó el Pampa a un 4-3-1-2. Aparte agregó otros detalles más para valorar: algunas jugadas ensayadas con pelota detenida que por muy poco no terminaron en gol. Dos las aplicó ante Defensa y Justicia.

Tres partidos, dos triunfos y un empate. Seis goles a favor repartidos entre los tres hombres de ataque. No sólo Belluschi y Cerutti hicieron dos cada uno. También por duplicado gozó Blandi. Todo este San Lorenzo de Biaggio lo hizo a pesar de las bajas de Franco Mussis y Bautista Merlini, ambos por lesiones graves de rodilla. Obligado por ese contexto, sabrá San Lorenzo hasta dónde puede soñar con Facundo Quignón, ese exquisito zurdo tan reclamado que ahora sí encuentra una chance para reafirmar expectativ­as o darles la razón a los técnicos que lo postergaro­n.

Aunque no lo dicen en forma pública, el plan de los dirigentes de San Lorenzo es sumar como entrenador a partir de enero de 2018 a Jorge Almirón, quien no continuarí­a en Lanús y ya les habría regalado algún guiño adelantand­o una respuesta afirmativa. ¿Y si la mano de Claudio Biaggio se sigue acentuando en los seis partidos que restan hasta fin de año: Temperley en el sur del Gran Buenos Aires, Banfield, San Martín en San Juan, Argentinos, Tigre en Victoria y Atlético Tucumán? ¿Y si San Lorenzo no se había dado cuenta que el

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