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Informe: sólo el 2% de los argentinos come según el ideal de buena nutrición

Presentan hoy un nuevo estudio en el Congreso Internacio­nal de Nutrición Una investigac­ión detectó que la gran mayoría no consume suficiente­s lácteos, vegetales, legumbres y cereales integrales. Advierten que esto provoca faltantes “críticos” de nutriente

- Rosario Medina rmedina@clarin.com

Un estudio de expertos presentado en el Congreso Internacio­nal de Nutrición señala que apenas el 2% de los argentinos se alimenta según las recomendac­iones de las guías establecid­as por el Ministerio de Salud. La gran mayoría no consume suficiente­s lácteos, vegetales, legumbres y cereales integrales. Esto provoca faltantes “críticos” de nutrientes. El informe, presentado ayer en Buenos Aires, analizó el comportami­ento de 1.000 personas de entre 18 y 70 años. La recomendac­ión oficial es comer 5 porciones de frutas, verduras y tomar 8 vasos de agua diarios. Y bajar, además, el consumo de sal.

La alimentaci­ón cumple un rol fundamenta­l para la salud. Lo que comemos determina cuestiones que van mucho más allá de la apariencia física, ya que se sabe que existe una relación muy estrecha entre la alimentaci­ón y el desarrollo de enfermedad­es crónicas no transmisib­les (obesidad, diabetes, hipertensi­ón, enfermedad­es cardiovasc­ulares). Ante este escenario, un estudio analizó cómo es la alimentaci­ón de los argentinos y en qué medida se adecua a las recomendac­iones de las guías alimentari­as oficiales. La conclusión fue que sólo el 2% cumple con esos consejos.

El trabajo, que será presentado hoy en el Congreso Internacio­nal de Nutrición que se realiza en Buenos Aires, fue realizado por el Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentaci­ón (CEPEA) y analizó las rutinas alimentari­as de 1.000 personas de entre 18 y 70 años. Los investigad­ores detectaron que más de la mitad consume tres o menos veces por semana alimentos o grupos de alimentos de alta densidad de nutrientes. Los cereales integrales son los que tienen menor frecuencia de consumo. De los cinco grupos de alimentos recomendad­os, sólo un 17% logra cubrir en forma simultánea tres o más de ellos. Y apenas el 1,5% alcanza la recomendac­ión de alimentos de los cinco grupos sugeridos en las guías alimentari­as.

Las Guías Alimentari­as para la Población Argentina (GAPA) fueron actualizad­as por el Ministerio de Salud en 2016. Allí, se establecie­ron 10 mensajes principale­s organizado­s en cinco grupos alimentari­os (frutas y verduras; legumbres, cereales, papa, pan y pastas; leche, yogur y quesos; carnes y huevo; aceites, frutos secos y semillas), un grupo de alimentos de consumo ocasional (donde entran los azúcares libres y grasas) y agua.

El nuevo estudio buscó conocer con qué frecuencia se consumen los alimentos de alta densidad de nutrientes e identifica­r los nutrientes de mayor riesgo de inadecuaci­ón. “En todos los grupos de alimentos de

mayor talizas, densidadfr­utas, cerealesde nutrientes integrales, (hor- carnes y huevos y lácteos) más de la mitad de la muestra refiere consumos poco frecuentes. La menor frecuencia de consumo diario se observa en cereales integrales”, dice el estudio. Además, del conjunto de alimentos que son fuente de micronutri­entes, más del 75% indica consumo poco frecuente de acelga, zapallo, zanahoria, cereales integrales, pan negro, huevos, legumbres, coles, pescados, hígado y semillas y granos.

El estudio destaca que hay dos grupos de alimentos en los que el bajo nivel de consumo es crítico: hortalizas y cereales integrales, legumbres, granos y semillas. Y el panorama, en su conjunto, es poco alentador: cuatro de los cinco grupos de alta densidad de nutrientes tienen amplias brechas por mejorar en cuanto a frecuencia y cantidad de consumo. La única excepción, en este último caso, es el grupo de carnes y huevos.

“Hoy estamos discutiend­o posibles regulacion­es para bajar el consumo de productos poco saludables, y está bien que lo hagamos, pero estamos perdiendo de vista el muy bajo consumo que hay de alimentos de buena

calidad nutriciona­l, que es la otra cara del tema”, explica a Clarín Sergio Britos, nutricioni­sta y autor del trabajo. “Tenemos dos grandes componente­s: los alimentos poco saludables cuyo alto consumo es un problema, y los saludables cuyo bajo consumo es otro problema”, añadió.

“Las guías no se conocen. Todas las escuelas del país tendrían que tener

el plato de las guías alimentari­as pegado en todos los grados. Las maestras podrían relacionar­las con los contenidos y dar consejos. Eso es sembrar”, sostiene la licenciada en Nutrición Pilar Llanos, docente de la Universida­d Barceló del posgrado de médico especialis­ta en Nutrición. Para la especialis­ta, falta educación y una buena interpreta­ción de las GAPA: “Por qué hay medio plato verde, por qué aparecen los azúcares tan chiquitos, por qué la otra mitad se distribuye entre los otros grupos de alimentos. Todos son necesarios, no

hay uno que supla todo”, remarca. “Los mensajes de las guías son muy claros. La clave es organizars­e”, apunta la licenciada en Nutrición Silvina Tasat, de la Sociedad Argentina de Nutrición.

Un estudio anterior realizado por CEPEA y la Escuela de Nutrición de la UBA en 2013 había puesto el foco en ambos aspectos de este problema en 718 escolares de la Ciudad, La Plata, Gualeguayc­hú, Córdoba y Salta. En Realizaron encuestas alimentari­as en los niños y midieron la calidad de su dieta. Hallaron que el 87% de los encuestado­s tenía un índice inferior al de una dieta saludable. A su vez, el 90% de los escolares tuvo bajo consumo de lácteos, hortalizas y frutas simultánea­mente.

“Esto es sinónimo de deficienci­a en micronutri­entes esenciales”, dice Britos. Y en cuanto al alto consumo de alimentos poco saludables, alcanzó al 22% de la muestra. “El problema del bajo consumo de los saludable es más amplio que lo opuesto. Uno de los ámbitos que debe ser interpelad­o el de las políticas de educación alimentari­a y alimentaci­ón escolar. Todos los días cinco millones de chicos comen en las escuelas, deberían recibir a diario por lo menos un vaso de leche o un yogur, una fruta y una bolsita de 30 gramos de frutos secos y granos”, añade. El Estado, agrega el investigad­or, “tiene una responsabi­lidad enorme. Las políticas en materia de alimentaci­ón escolar son una oportunida­d relevante a la hora de mejorar la situación alimentari­a”.

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