Clarín

Apareció un cuerpo, falta que aparezca la verdad

- Ricardo Roa rroa@clarin.com

Si hubo que esperar 68 días hasta que apareciera un cuerpo que se supone o se descuenta que es el de Santiago Maldonado, habrá que esperar unos días más para que el ADN lo confirme definitiva­mente. Es lo que pidió la familia y es lo que aceptó el Gobierno: no apresurars­e con ningún reconocimi­ento pese al lugar en el que apareció el cuerpo y pese a que en la ropa encontraro­n el DNI de Santiago. Seguirán inevitable­mente las especulaci­ones. Y seguirán aún después de conocido el ADN: hasta que la autopsia aclare cuándo y cómo murió.

Ahí empezará una nueva historia y una historia abierta y decisiva: la que dirá si Maldonado se ahogó o si lo mataron y si lo mata- ron, quiénes lo mataron.

Fue hallado cinco días antes de las elecciones. Pasto para otras conjeturas, entre ellas que la coincidenc­ia política no es una coincidenc­ia. Dicen que el juez llegó al lugar alertado por un llamado. Si lo hubo ¿de quién fue?

A 300 metros de donde los mapuches chocaron con la Gendarmerí­a, la zona sigue bajo control de mapuches que dicen que el cuerpo fue plantado. Hay otra duda sobre la que deberían hablar la Justicia y los mapuches: si los rastrillaj­es llegaron a esa parte del río, como dijo anoche la familia de Maldonado. Recuerdos del caso Pomar: mil vueltas alrededor de un auto que estaba allí, en una curva.

La gravedad del caso contrasta con la falta de seriedad de los políticos, que no miden lo que dicen. Ni Cristina Kirchner hablando de país de mierda, claro que el de Macri no el de ella. Ni Carrió con su 20% de posibilida­des de que Maldonado estuviera en Chile.

Nada faltó y sobró de todo desde que Patricia Bullrich reaccionó tarde y repitió lo que repetía la Gendarmerí­a sobre la desaparici­ón: no había detenidos en el desalojo de la ruta cortada por activistas mapuches.

A la demora de la ministra, la Justicia respondió de apuro y presionada por el cristinism­o. Caratuló la denuncia como desaparici­ón forzada, asimilando la desaparici­ón de Maldonado a las desaparici­ones de la Dictadura.

Los mapuches del RAM declararon un te- rritorio sagrado, una especie de zona de exclusión para la investigac­ión judicial que fue aceptada. Tan insólito como que el gendarme a cargo del operativo contó por tevé que no había estado en el momento clave. Tenía que ir al baño y debía informar a sus superiores y ahí no tenía señal. Se fue y dijo que no estaba seguro de qué pasó cuando no estuvo.

Tampoco estuvieron seguros otros gendarmes que contaron al juez cosas diferentes de las que habían contado a sus jefes. Por ejemplo que se corrieron a piedrazos con los mapuches, como en la prehistori­a.

En el Gobierno creían que Maldonado podía haber sido acuchillad­o por un puestero: las pruebas de ADN derrumbaro­n su hipótesis. Y en el cristinism­o creían, afirmando, que la Gendarmerí­a lo había hecho desaparece­r.

Tenían un testigo: un mapuche que declaró encapuchad­o ante la Procuvin que dirige un fiscal cristinist­a enviado por Gils Carbó. Y que después, ya sin capucha, dijo que había visto con binoculare­s cuando gendarmes metían a Maldonado en una camioneta. Dijo que perdió los binoculare­s, la prueba. Y en la camioneta no se encontró ADN de Maldonado.

Anoche, con otra mirada bien cercana al cristinism­o, la abogada de la familia dijo que algo había pasado para que el cuerpo apareciera en el lugar donde apareció. Quiso decir que lo plantaron. Si no es verdad, será un golpe de efecto más.

Si algo no faltó con el caso Maldonado fueron especulaci­ones. Llegó la hora de las certezas.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina