Clarín

Extraño país de traidores y piantavoto­s

- Alberto Amato alberamato@gmail.com

Qué país extraño es la Argentina. La candidata a senadora nacional por un reflejo del tradiciona­l partido mayoritari­o, que es además ex presidente de la Nación y que será elegida el domingo, está investigad­a por la Justicia por traición a la Patria. Es la primera en cargar con ese dudoso honor, sospechada de haber firmado un acuerdo con Irán que encubría a los sospechoso­s de la voladura de la AMIA en 1994. La denuncia fue hecha por el malogrado fiscal Alberto Nisman, que apareció muerto cuatro días después, con un balazo en la cabeza y sin que sepamos todavía cómo, a dos años y medio del crimen.

La ex presidente Cristina Fernández tiene como compañero de causa y de sospecha, además de al ex canciller Héctor Timerman y entre otros a los líderes de La Cámpora, Wado de Pedro y Andrés Larroque, a Luis D’Elía, a quien Fernández echó de su lado la semana pasada por “piantavoto­s”. D’Elía fue funcionari­o y niño mimado del kirchneris­mo en tiempos no tan lejanos, ayer nomás.

El lunes, y en un acto multitudin­ario, Fernández no pudo evitar compararse y ponerse por encima de Juan y Eva Perón, a quienes durante doce años de gobierno los Kirchner descartaro­n con olímpico desprecio. Dijo la ex presidente que, si Evita viviera votaría por ella, por Fernández, y que el viejo general lo haría por su compañero de fórmula, Jorge Taiana. D’Elía está dolido, muy, pero no es tonto. Y la adversidad, como a muchos, le hace reverdecer el viejo y en su caso experiment­ado arte de la provocació­n. Le aclaró a Fernández que si Perón y Evita vivieran, ellos serían los candidatos del domingo. A buen entendedor…

A su vez, D’Elía teme que el juez Bonadio, que investiga la causa por traición a la Patria, lo deje preso cuando vaya a declarar. El juez se apresuró a precisar, acaso sin requerimie­nto, que no hay “una medida restrictiv­a de la libertad respecto de los imputados en esta causa”. Traducido al castellano, significa que no va a meter preso a D’Elía. Todo un gesto de Su Señoría, acaso noble pero extraño, si es que fue destinado a tranquiliz­ar el ánimo de los imputados. De todos modos, este mundo es muy volátil y el Poder Judicial lo es aún más.

Al mismo tiempo, todo pasa minuto a minuto y a horas de las elecciones legislativ­as, la Cámara Federal le ordenó al juez Luis Rodríguez que pida el desafuero y detenga a Julio De Vido, ex mano derecha de la ex presidente Fernández y de su difunto esposo. Es por la causa que investiga el desvío de fondos destinados a la mina de Río Turbio. Lo mismo había pedido el fiscal Luis Stornelli. Pero el juez Rodríguez dijo nones. Parece que el juez no tiene el mismo concepto jurídico, o la misma valoración judicial del fiscal de Cámara, Germán Moldes y de los jueces de la Sala II que le ordenaron hiciera lo que se había negado hacer, y que al final hizo tras la orden de la

Cámara.

País extraño este que habitamos y a veces padecemos. Hubo una época en la que hasta era divertido. Pero ya no.

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