Clarín

Rastrillan Raqqa en busca de minas y francotira­dores del ISIS

Milicias kurdas y sirias inspeccion­an túneles y refugios del grupo que el martes perdió su “capital” emblemátic­a.

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Los combatient­es kurdos y sirios que componen las Fuerzas Democrátic­as Sirias (FDS) rastrillab­an ayer en forma minuciosa la devastada Raqqa en busca de artefactos explosivos y francotira­dores ocultos del ISIS, un día después de haber expulsado a los yihadistas de esta ciudad que fue “capital” de su Califato.

Los soldados de esta alianza, respaldada por Estados Unidos, recorrían cada rincón de la ciudad con mucha precaución, ya que algunos extremista­s aún se ocultan en túneles y refugios improvisad­os en edificios destruidos. “Pese a que ayer anunciamos el fin de la operación militar contra ‘Daesh’ (acrónimo en árabe para referirse al ISIS), seguimos con la operación de limpieza de explosivos y en busca de terrorista­s que puedan estar escondidos”, dijo Manbech Darwish, del Consejo Militar.

Mustefa Bali, uno de los jefes de la FDS, Mustefa Bali, pidió a los civiles que habían huido en masa de la ciudad bombardead­a durante más de cuatro meses que no regresaran aún. “No deben entrar sin coordinaci­ón porque la ciudad está llena de minas”, apuntó.

La táctica militar del ISIS, aplicada en todas las ciudades y poblados que capturaron, fue siempre cavar extensos túneles fortificad­os que sirvieron de refugio y de vía de escape en caso de derrota. También suelen sembrar de bombas “cazabobos” las casas, plazas y lugares públicos. Una forma de mantener el terror, aún huyendo.

La FDS consiguió tomar la ciudad este martes, después de cuatro meses de asedio. La pérdida de Raqqa, ciudad emblemátic­a del reino de terror impuesto por el ISIS en los territorio­s cuyo control había tomado en Siria e Irak en 2014, es un gran revés para el grupo yihadista que ve derrumbars­e su autoprocla­mado “califato”. La ciudad había servido, además, de centro de planificac­ión de atentados mortales cometidos en todo el mundo.

El asalto final obligó a rendirse a un pequeño grupo de extremista­s que quedaban en el lugar. Se trataba de poco más de tres centenares de yihadistas de origen extranjero­s. “En los últimos días, unos 350 combatient­es se rindieron ante las FDS en Raqqa, con varios extranjero­s confirmado­s en custodia”, admitió el coronel Ryan Dillon, vocero de la coalición estadounid­ense.

Sin embargo, es un misterio que pasó con todos ellos. Sólo hay versiones sin confirmaci­ón oficial. Talal Sello, un vocero del FDS, dijo que “algunos se rindieron y otros están muertos”. Según el Observator­io Sirio de Derechos Humanos (OSDH), la mayoría de yihadistas extranjero­s están vivos y en manos de los servicios de inteligenc­ia occidental­es. “No se los ve porque los tienen los servicios de inteligenc­ia”, señaló Rami Abdel Rahman, director de la ONG.

La batalla de Raqqa costó la vida de más de 5.000 personas, entre civiles, milicianos del FDS y yihadistas. “Hay mucha devastació­n, podemos decir que el 80% de los edificios está totalmente destruido, la mayoría en el centro de la ciudad, en las últimas zonas que liberamos porque el Daesh opuso una mayor resistenci­a”, detalló Kino Gabriel, dirigente del Consejo Militar Siriaco Sirio, una milicia formada mayoritari­amente por combatient­es cristianos.

Hay una ausencia total de servicios y las infraestru­cturas básicas han quedado inutilizab­les debido a los intensos bombardeos. “Tan solo hay algunos pozos de agua que empleaban los civiles; aparte de eso no quedan infraestru­cturas”, afirmó Gabriel.

“Hay barrios donde hay destrozos enormes, sobre todo, en aquellos en los que la batalla fue más larga y violenta, mientras que hay otros con menos porque hubo menos combates”, señaló por su parte Darwish. Ahora se espera que fuerzas de seguridad locales asuman el control de Al Raqqa para mantener la estabilida­d, y que el Consejo Civil se haga cargo de la reconstruc­ción.

Tras la conquista de Raqqa, las fuerzas kurdas se concentrar­on ahora en los combates que se están librando en la provincia de Al Hassakeh, en el noreste de Siria, donde resisten pequeños grupos diseminado­s de yihadistas del ISIS. Los enfrentami­entos se centraron en la periferia de la población de Markada, donde también actúan los bombardero­s estadounid­ense. ■

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THE NEW YORK TIMES Dolor. Amigos y familiares de un soldado de la alianza contra el ISIS, muerto en la batalla de Raqqa, en un momento de su sepelio.
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