La estación centenaria donde filmó Brad Pitt revivió con la vuelta del tren
Es una construcción neoclásica de 1906. Allí se rodó una escena de "Siete años en el Tibet".
Por más de 25 meses, en la inmensa nave central con franjas de techos transparentes de la terminal del ferrocarril Roca de La Plata sólo retumbó el gorjeo de las palomas que anidan en las alturas de los hierros de su estructura. En la madrugada de ayer, en esa construcción neoclásica, coronada por una enorme cúpula que se impone sobre la esquina de 1 y 44, regresó el tradicional bullicio de los pasajeros, que volvieron a usar el servicio ferroviario, remozado y – además- electrificado, después de 50 años de promesas.
A las 4,36 del miércoles, con el pitazo de la locomotora, los primeros 2.000 pasajeros corrieron otra vez por los andenes de la centenaria estación. La misma que en un verano caliente de 1997, se disfrazó de una terminal austríaca para una breve toma de la película “Siete años en el Tíbet”.
Con extras vestidos con atuendos de los años ’50 y la presencia estelar del mismísimo Brad Pitt, aquel enero fue inolvidable para los platenses, que tuvieron una porción de su ciudad simulando una fría mañana en el centro de Europa.
Caprichos de la cinematografía, las escenas se ubicaron al principio del filme y apenas pudieron los actores locales identificarse en la pantalla grande en medio de la fugacidad de las tomas.
Los productores eligieron a la estación de la ciudad de La Plata por su similitud con la arquitectura europea. Inaugurada en 1906 y diseñada por profesionales estadounidenses e ingleses, su edificio tiene la impron- ta de otros monumentos platenses, como los recortes de Art Nouveau y el clasicismo.
La transición entre el tren diésel y el electrificado que ayer volvió a mover los vagones del Roca fue dura para ese barrio de la capital bonaerense, acostumbrado al movimiento constante de pasajeros. Vendedores ambulantes, bares de comidas rápidas, kioscos de diarios y hasta florerías callejeras tuvieron que mudar sus puestos hacia zonas con un mercado más atractivo.
Es que la terminal ferroviaria convocaba –y tal vez a partir de ahora vuelva a convocar- a más de 20 mil viajeros que por trabajo, estudio o turismo (los menos) usaban el servicio a diario. En los primeros días de septiembre de 2015, las autoridades ferroviarias anunciaban la suspensión de todos los viajes por “90 días”, para culminar los trabajos de modernización y cambios en el método de locomoción.
Entre jóvenes con mochila y auriculares, operarios de bicicleta al hombro, hombres con saco y maletín o mujeres vestidas para la oficina, ahora retornaron los vendedores y los puestitos sobre la avenida 1. También dentro de los galpones.
Por las marquesinas de hierro de los accesos de la avenida, desde antes que asomara el sol, los pasajeros retomaron la rutina de los viajes. Y La Plata, finalmente, recuperó un ícono que estuvo cerrado durante más de dos años. ■