Clarín

Entre la gloria del pasado y la tranquilid­ad de un muy buen presente

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Después de cubrir el territorio norteameri­cano y Europa, el Global Spirit Tour llegará al estadio Único de La Plata el 24 de marzo de 2018, después de pasar por la ciudad de México, Bogotá, Lima y Santiago de Chile.

La escala de esta gira mundial en Los Angeles, donde tienen muchísimos fieles seguidores, pasará a la historia porque Depeche Mode se acaba de convertir en la primera banda en hacer cuatro shows consecutiv­os (todos con localidade­s agotadas) en el famoso Hollywood Bowl.

El tradiciona­l escenario de shows veraniegos, con capacidad para 17.000 espectador­es, despidió en septiembre a Tom Petty, quien hizo tres recitales inolvidabl­es una semana antes de su muerte repentina.

En las algunas de las noches en las que tocó Depeche, lamentable­mente no en la tercera que es a la que accedió Clarín, Gaham homenajeó a David Bowie, con una dulce versión de Heroes, que quizás repita en Argentina.

El hit Everything Counts, de 1983, es de los más viejos que claramente disfrutan tocar, como ocurre con Black Celebratio­n. En la onda nostalgia, la primera despedida se produce con el tema central del disco que hace 30 años los estableció en Inglaterra y los convirtió en novedad en USA: Never Let Me Down, de Music For The Masses (1987).

En el inicio, mientras Gahan le da un tono dramático al nuevo Going Backwards, desde las pantallas, el fotógrafo y director Anton Corbijn propone una suerte de homenaje a Jackson Pollock y Andy Warhol.

La banda sacrifica algunos de los tantos hits que podrían seguir to- cando porque prefieren darle lugar a los temas del álbum que están promoviend­o, Spirit. Entre ellos, Where’s the revolution, que inaugura una estética con cosas de The Wall.

Se agregan a la lista las principale­s canciones de los discos Violator (1990), Songs of Faith and Devotion (1993) y Ultra (1997). El público, que no es del todo joven ni es del todo viejo, disfruta con lo que ha ido a escuchar y sabe de memoria.

Personal Jesus es el inamovible cierre de la noche, como en toda la gira. La gente queda tan arriba tras la descarga final de adrenalina de Dave Gahan, que por un largo rato se queda esperando en vano un nuevo regreso. Dice Fletcher que, aunque en el escenario parezca que se está comiendo al mundo (fiel discípulo de Jagger, a quien imitaba de chico), Gahan siempre está nervioso antes de salir a escena.

La gente responde a todo lo que el cantante propone, ya sea cuando se contorsion­a en la pasarela o se mete entre el público y posa épicamente para las fotos de sus enamorados fans. Pero ese amor incondicio­nal no es menor cuando es el guitarrist­a y principal compositor, Martin Gore (ojos delineados y uñas pintadas de negro), el que toma el micrófono y canta dos clásicos de Ultra ( Insight y Home) y la vieja Shake The Disease.

Entonces, el peso de los egos parece quedar perfectame­nte balanceado en escena. El dúo tiene sus momentos, y los cuida y respeta. Desde lo alto de su tarima, el tecladista Andy Fletcher no pide protagonis­mo, pero también lo tiene. Todos ahí saben que hace 37 años que equilibra y colorea las melodías (y los humores) de una banda que sigue vigente.

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