Esa juventud maravillosa
Drama. Argentina, 2017. 120’, SAM 13. De: Virna Molina y Ernesto Ardito. Con: Isadora Ardito, Rocío Palacín, Rafael Federman. Salas: ArteMultiplex, Atlas Patio Bullrich . De vasta trayectoria en el cine documental, en 2014 Virna Molina y Ernesto Ardito dirigieron El futuro es nuestro, un programa de cuatro capítulos sobre los 108 alumnos del Colegio Nacional de Buenos Aires asesinados por la Triple A o desaparecidos durante la última dictadura. Para su primera ficción eligieron la misma temática: adaptación de la novela homónima de Gaby Meik, Sinfonía para Ana cuenta la vida de una estudiante del colegio entre 1974 y 1976.
Filmar una película de época con un presupuesto acotado: todo un desafío. Para lograrlo, Molina y Ardito apostaron a recrear el clima de los años ’70 más que a reproducir locaciones. A diferencia de películas como La mirada invisible, que no consiguieron el permiso para filmar en el histórico edificio de Bolívar 263, ellos contaron con la invalorable ayuda de la arquitectura del propio colegio, un escenario que, además de realismo, de por sí aporta clima y carácter.
En esas aulas y pasillos se desarrolla la mayor parte de esta historia de crecimiento que entremezcla militancia y despertar sexual en el contexto de una familia de clase media porteña. El espíritu de época es lo más logrado de la película: la ingenuidad y la pasión con las que esos chicos de 14 años se metían en política, la rivalidad entre las organizaciones juveniles, la entrega de la virginidad como prueba de amor, la mecánica partidaria, la distancia de los padres.
Gran parte del elenco está integrado por alumnos del Buenos Aires y de otros secundarios, y se nota: las actuaciones son desparejas, y las voces en off no ayudan. La historia también sufre por el tono general, solemne y excesivamente dramático, algo reforzado por los primeros planos y la música incidental. Y por un obstáculo recurrente en las películas sobre desaparecidos: la glorificación. ■