Un empresario que denunció un extraño secuestro terminó preso por piratería del asfalto
Su pareja estuvo 20 horas cautiva, en noviembre del año pasado. Ahora cayó en una megacausa.
“Pienso que fue algo al azar. No lo relaciono con nada. Sí le doy la relevancia, pero creo que me tocó a mí como le pudo haber tocado a cualquiera”. Así explicaba el empresario Javier Francucci (48) el extraño secuestro de su esposa, María Gabriela Oliveto (52), cometido en noviembre del año pasado.
La mujer estuvo 20 horas cautiva: se la llevaron de su casa de Leones, al sur de Córdoba, y la liberaron en la localidad bonaerense de Pilar, a más de 420 kilómetros. La abandonaron a metros de la Panamericana y deambuló varias cuadras hasta que pidió ayuda a un vecino. Todavía llevaba puesto el camisón celeste que tenía cuando tres encapuchados la arrancaron de la cama.
Francucci tardó dos horas en hacer la denuncia y aseguró que los secuestradores pidieron un millón de pesos de rescate. Sin embargo, el pago no se concretó. Aquel episodio generó dudas en los investigadores, quienes apuntaron a un posible ajuste de cuentas. Hoy, casi un año después, las sospechas sobre los oscuros vínculos de la pareja de la víctima parecen tomar más fuerza.
El jueves, Francucci -recordado en el sur de Córdoba por realizar una fiesta a la que llegó en helicópterofue detenido en el marco de una investigación contra una banda de piratas del asfalto que robaba camiones, comercializaba la mercadería y falsificaba los papeles de los vehículos para poder venderlos. El grupo contaba con el apoyo de un policía de la Bonaerense, que daba “protección” y cayó gracias a Asuntos Internos.
La investigación, encabezada por el fiscal de Lomas de Zamora Diego Benedetto y el juez de Garantías Gabriel Vitale, se extendió durante cinco meses. Comenzó tras un robo co- metido en la madrugada del 1° de junio, en Burzaco. Allí, tres ladrones amenazaron al chofer de un Scania R310 que llevaba un tanque cisterna con combustible de YPF.
Ese mismo día, tres horas más tarde, cuatro asaltantes robaron otro camión de la petrolera nacional en Monte Grande. Al conductor lo pasaron a un Chevrolet Corsa.
Golpes similares se repitieron el 14 de junio, en Lanús; el 30 de ese mismo mes, en Monte Grande; el 30 de agosto, en Baradero; y el 6 de septiembre, en San Pedro.
El camión robado el 30 de junio, un Scania R114 que transportaba 28.400 kilos de fructuosa, les permitió a los investigadores escalar hasta los compradores.
Al día siguiente del robo, el vehícu- lo llegó a la ciudad de Leones, en el departamento de Marco Juárez, sin ser detectado. Allí, según figura en el expediente, lo recibió Francucci, quien habría pactado la compra con el jefe de la banda “a sabiendas de su procedencia ilícita”.
Fuentes del caso confirmaron a Clarín que ese no fue el único contacto entre el empresario detenido y los piratas del asfalto. “También se encargaba de contactar al jefe de la banda con otros posibles compradores”, aclaró un investigador.
No era un negocio extraño para Francucci. Cuando secuestraron a su esposa, fuentes de la investigación confirmaron que tenía antecedentes por “encubrimiento agravado” en causas por el robo de camiones y autos con la numeración adulterada.
Para planificar los golpes, la banda contaba con la colaboración del jefe de calle de la comisaría de Longchamps. “Era el encargado de avisar si entraba algún llamado al 911 que alertara sobre el robo. Además, custodiaba los lugares donde estacionaban los camiones para ‘enfriarlos’ y así saber si tenían algún sistema de rastreo satelital que no hubieran desactivado”, detalló una fuente.
Como pago, el policía recibía una “cuota”. El pago era fijo, aunque el robo terminara frustrado. Eso ocurrió en varios de los casos.
En los procedimientos detuvieron a 13 sospechosos, entre los que están “Nico”, líder de la banda, y dos empresarios cordobeses: Francucci y el dueño de una empresa de transporte. Un tercero está prófugo. ■