Canciones en las que da ganas de quedarse a vivir
El cantautor uruguayo vuelve a Buenos Aires para presentar su álbum “Salvavidas de hielo”, compuesto de modo artesanal.
Cuestiones vinculadas a lo cotidiano, juegos de la mente, impulsos de esos que se conocen como espontaneidad. Todo esto fue el alimento de muchas de las canciones de Salvavidas de hielo, el nuevo disco del cantautor uruguayo y el vigésimo tercero de su carrera. Hoy, mañana y pasado - con entradas agotadas para las funciones del 19, 20, 21 y 22 de octubre en el Gran Rex-, Jorge Drexler presentará el álbum y también recorrerá su larga carrera.
Desde julio, el cantante y compositor uruguayo de 53 años viene dosificando los temas nuevos en distintos encuentros transmitidos en directo por su Facebook Live. La primera canción que dio a conocer fue Telefonía, toda una declaración de principios de la maneras que tenemos de comunicarnos. Un tema grabado íntegramente con todo tipo de guitarras, que construyen un sonido cálido y atractivo. Algo hace que el uruguayo agote sus entradas. Según sus fans, “dan ganas de quedarse a vivir en las canciones de Drexler”.
Por el livestream, luego fueron apareciendo Silencio y Pongamos que hablo de Martínez, un decidido homenaje a la influencia que tuvo en él Joaquín Sabina. “La escribí al escuchar la primera canción de su nuevo disco en la radio. Me encantaron la letra y la producción. Recordé cuando lo conocí hace 20 años en Montevideo. Como decía Leonard Cohen, los tributos o las menciones en la música se deben hacer dentro de las herramientas de la elegancia y la belleza”, dijo.
Al parecer, el show girará en torno de la guitarra y la voz como fuentes atávicas de sonido. Hace muy poco, Drexler le decía a Clarín: “Hay una búsqueda de regresar a la pobreza de medios; a tener una cosa y arreglarte. Es una costumbre que hemos perdido. Tenemos todo a nuestro alcance. Pero la abundancia incontrolada es otra forma de pobreza, porque te impide profun- dizar. Y profundizar es enriquecerse. Como decía Stravinsky: ‘Cuanto más me limito, más me libero’. Yo me empobrecí en medios para enriquecerme en búsqueda y sonoridades. Es el disco más digital que hice, pero no se escucha eso. Porque, de verdad, salvo algún canario que se metió en la grabación, en el disco no hay nada más que voces, silbidos y las cosas que puede hacer el hombre con sus manos (palmas, chasquidos) y guitarras”.
En una suerte de comunicado dedicado a sus fans locales, Drexler, radicado en Madrid, señaló: “Decidimos volver al 857 de la avenida Corrientes, a uno de mis teatros favoritos en el mundo entero, el legendario Gran Rex”.
Este disco salió a luz tres años después que su antecesor, Bailar en la cueva, con el que el músico había obtenido dos premios Grammy Latinos. La idea alrededor de Salvavidas de hielo, tiene que ver con con la búsqueda personal por intentar no quedarse en la zona de confort musical y además responde a otras cuestiones. “Me crié en un entorno tan politizado que siempre quise dejar de lado la toma de partido en ciertas temas”, declaró en otra entrevista reciente. “Sin embargo me encontré que este disco, curiosamente, no sé si porque la época es más grave, dice algunas cosas con las que yo no me metía hace un tiempo”.
El cantautor contó con la colaboración de Julieta Venegas, Natalia Lafourcade, Venegas, Mon Laferte (chilena radicada en México), David Aguilar, el dúo Ampersan y Joel Cruz Castellanos. Muchos mexicanos, ¿no? “El período de composición fue muy endogámico, conmigo mismo, encerrado mucho tiempo frente a la hoja en blanco, muy silencioso y de mucha soledad. Quería irme a un sitio en las antípodas, un sitio ruidoso, muy diferente de mí mismo. Sentí un impulso de ir a México”, explicó.
Sobre la metáfora que le da título al álbum: “Agua flotando sobre agua es una idea poética de algo que te mantiene a flote pero que a su vez trae el carácter de lo efímero”. Para Drexler lo de la canción es como lo de la bikini: “Es importante por lo que deja a la vista, pero mucho más por lo que oculta”. ■