Clarín

El Congreso que se va aprobó menos de la mitad de las leyes que pidió Macri

El Presidente mandó 91 proyectos y fueron sancionado­s 37. Confía en sumar bancas para imponer su agenda.

- Marcelo Helfgot mhelfgot@clarin.com

Durante la era K funcionó la teoría del “fifty-fifty”. No se aplicó al reparto de la torta económica, como manda el manual del peronismo, sino al de las leyes: una mitad de origen parlamenta­rio y la otra impuesta por el Poder Ejecutivo. Lejos del dominio que ejercieron los Kirchner en el Congreso, Mauricio Macri debió resignarse a que apenas uno de cada cuatro proyectos aprobados en ambas cámaras lleven su firma.

Desde que Cambiemos está en el poder se sancionaro­n 144 leyes. Sólo 37 de ellas habían sido pedidas por el Gobierno. Macri lleva enviados hasta ahora 91 proyectos. Es decir que consiguió que le voten el 40 por ciento. Es el precio de tener bloques minoritari­os tanto en Diputados como en el Senado. A Cristina Kirchner le aprobaban casi todo lo que mandaba. Era la famosa “escribanía”, metáfora que tanto hizo enojar a los escribanos de verdad. Y en el fugaz lapso en el que perdió la hegemonía (la temporada del Grupo A), se limitó a mandar proyectos a cuentagota­s.

Con todo, el Presidente espera que el impulso de un buen resultado electoral le permita destrabar un puñado de leyes en el mes y pico que falta hasta el fin del período ordinario. Y, sobre todo, que un engorde de sus bloques -pronóstico avalado por el desempeño en las PASO y las proyeccion­es de las últimas encuestas- le abran paso para cambiar drásticame­nte la ecuación a partir del recambio legislativ­o.

El Gobierno planea una ofensiva parlamenta­ria veraniega, donde pon- drá a prueba la hipótesis de que aún sin alcanzar mayorías propias en alguna de las cámaras, la nueva relación de fuerzas lo habilitará a agilizar temas de su interés. Imagina negociacio­nes aceitadas con sectores opositores que lo ayuden a garantizar los votos, al menos hasta que se ponga en marcha la campaña presidenci­al de 2019. Algo así sucedió en el inicio de la gestión, con leyes como la de holdouts y blanqueo.

Con las tensiones de la campaña electoral como telón de fondo, sólo diez de las 44 sancionada­s este año - uno de los más pobres desde la reapertura del Congreso en 1983- tuvieron origen en el Ejecutivo. Salvo la re- forma de las ART y la ley de emprendedo­res, predominar­on los convenios protocolar­es.

Entre las asignatura­s pendientes que el oficialism­o pretende reflotar antes de diciembre figura la reforma del Ministerio Público Fiscal. Se trata de un caso especial, ya que el proyecto para limitar a Alejandra Gils Carbó e impulsar su desplazami­ento se trabó por la propia interna oficialist­a. Pero tras el procesamie­nto de la procurador­a K, Elisa Carrió aceptaría levantar el veto al proyecto que había redactado el Ministerio de Justicia.

Otros temas que recobraría­n fuerza en lo inmediato serían la regulación del mercado de capitales, la ley de defensa de la competenci­a, la de compre nacional y la de responsabi­lidad penal empresaria, que fue re- tocada en el Senado.

Para la nueva conformaci­ón legislativ­a se reserva, en una primera etapa de sesiones extraordin­arias -del 10 de diciembre a Navidad- el paquete económico que el propio Macri comenzará a negociar mano a mano con los gobernador­es desde la semana próxima. Incluye el Presupuest­o 2018, la prórroga del impuesto al cheque, la ley de responsabi­lidad fiscal y el revalúo de Ganancias para las empresas.

Una segunda tanda de sesiones extraordin­arias sería convocada en febrero, con eje en temas institucio­nales. Allí recalarían la reforma electoral (está trabada en el Senado y ahora la duda es entre incorporar el voto electrónic­o o virar hacia la boleta única de papel) y la ley de financiami­ento de los partidos políticos.

Si los vientos soplan a favor del Gobierno, tras la apertura de sesiones de marzo el oficialism­o volvería a la carga en 2018 con el traspaso de tribunales a la Ciudad, la libertad religiosa, la regulación del lobby, ley de semillas y el primer empleo. El plato fuerte será la reforma impositiva. ■

El oficialism­o cree que podrá aceitar las negociacio­nes. Por más que no sea mayoría.

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REUTERS Mensaje. Macri habla el 1° de marzo ante la Asamblea Legislativ­a para abrir las sesiones de 2017, una de las más pobres desde el 83.

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