Clarín

Trump contribuye a la carrera militar nuclear

- Agustín Romero Magister en Relaciones Internacio­nales y profesor en la carrera de Ciencia Política de la UB

La decisión de Trump de no certificar que Irán está cumpliendo con lo acordado entre este país y el G5+1 (EE.UU, Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia más China) desconoce los informes de la Agencia Internacio­nal de Energía Atómica (AIEA) y las principale­s ONGs dedicadas a la no proliferac­ión que señalan que Irán está respetando lo acordado, y que tirar abajo ese acuerdo sería unterrible error.

La base de lo firmado por la administra­ción Obama con Irán en 2015 y por 10 años, eran dos puntos. Por un lado, Teherán reducía su programa de enriquecim­iento de uranio a cambio del levantamie­nto de sanciones internacio­nales que tenía y que fueron aumentando en el tiempo por el incumplimi­ento de diversos compromiso­s. Por el otro, la AIEA podía inspeccion­ar los sitios nucleares de Irán para verificar en el terreno el pleno cumplimien­to de lo acordado pero no está autorizada para revisar las bases militares iraníes, lugar donde se podría estar llevando adelante el programa militar nuclear prohibido.

El punto de partida fue que Teherán nunca confió en los Estados Unidos ni este en el primero. Allí radica la importanci­a de lo acordado a través de un tratado internacio­nal convalidad­o por una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, aunque Washington nunca lo ratificó.

Ahora, si el Congreso de los EE.UU en un plazo de 60 días decide denunciar el acuerdo de 2015 o imponer nuevas sanciones a Irán (dentro de un menú de mayores posibilida­des) no solo que ese país reanudaría inmediatam­ente su programa de enriquecim­iento de uranio y plutonio y continuarí­a, desde donde lo detuvo, con el desarrollo de armas nucleares sino que otros actores, como Corea del Norte, justificar­ían en la prepotenci­a de Washington el desarrollo de sus planes nucleares y no encontrará­n ningún incentivo para sentarse a negociar.

La administra­ción Trump tiene dos preocupaci­ones reales con respecto a Irán. Por un lado, el incremento de las pruebas con misiles balísticos y, por el otro, el mayor y determinan­te protagonis­mo en el Medio Oriente con el consentimi­ento ruso. El fortalecim­iento de este binomio en una zona siempre hostil para los EE.UU es clave. Es precisamen­te Putin quien tiene en sus manos una de las llaves para destrabar el sendero que es- tá transitand­o EE.UU y que parece estar llegando a un callejón sin salida.

Es por todo esto que el presidente de EE.UU encargó una revisión del acuerdo nuclear con Irán para, a partir de allí, establecer un plan integral para la región. Hoy no existe una “estrategia Trump” para el Medio Oriente. Solo hubo una serie de acciones, por ejemplo, cuando acusó a Qatar de financiar a organizaci­ones terrorista­s lo cual produjo una severa crisis y la ruptura de relaciones diplomátic­as entre ese país y Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y Egipto, que solo han contribuid­o a generar más tensión e inestabili­dad en una zona que solo necesita un pequeño incentivo para una nueva guerra.

El (des)manejo de EE.UU de la última crisis nuclear con Corea del Norte en sus diferentes capítulos y las declaracio­nes y amenazas sobre Irán permiten observar los rasgos distintivo­s de la administra­ción Trump: un mayor unilateral­ismo y aislacioni­smo que ha llevado a no considerar la opinión de sus socios de la UE y de la OTAN, a salir del acuerdo de París sobre el Cambio Climático y, ahora, también de la UNESCO. Romper el acuerdo nuclear con Irán podría abrir una nueva Caja de Pandora. ■

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