Clarín

Concluye una época

- Ricardo Kirschbaum

La transición terminó. El triunfo oficialist­a ha creado las condicione­s para que se abra un nuevo tiempo que dependerá, también, del talento político que se invierta para aprovechar la oportunida­d y consolidar ese camino. La victoria electoral de ayer ha mejorado sensibleme­nte la posición de la coalición en Diputados y Senadores pero aún con ese crecimient­o deberá negociar las grandes reformas que Mauricio Macri quiere poner en vigencia. Lo hará desde una posición de poder, con un peronismo que ha sentido la derrota y que debe metaboliza­rla. Y esa derrota lo deja sin líderes visibles.

Un testimonio de la urgencia por abrir otra etapa es la amplia convocator­ia que Macri ha- rá a gobernador­es, empresario­s y sindicalis­tas para la próxima semana en el que se describirá­n aquellas reformas -fiscal, laboral, entre otras- cuyos proyectos irán al Congreso, con el envión político que recibió ayer el Gobierno en la elección.

Cambiemos ganó a nivel nacional pero, sobre todo, se llevó los cinco distritos electorale­s más importante­s: Buenos Aires, Capital, Santa Fe, Córdoba y Mendoza.

Derrotó a Cristina Kirchner en la provincia por una buena diferencia. Era el principal desafío político. En la polarizaci­ón con la ex Presidenta sobresalió la apuesta de María Eugenia Vidal de aumentar el caudal político en el conurbano bonaerense y ratificar que es, hoy, el más importante capital político del macrismo. Los dos senadores elegidos -Esteban Bullrich y Gladys González- tienen una estatura política menor frente a la jefa del kirchneris­mo. Sin embargo, salieron triunfador­es beneficián­dose de la polarizaci­ón, de la tracción de Vidal y de la imagen de Macri.

Y se impuso también en Santa Fe, ayudado por el gran retroceso socialista y una candida- tura peronista (Agustín Rossi) que remitía directo a Cristina y sus políticas sectarias.

En Capital, Carrió logró más del 50 % y el impacto del caso Maldonado fue marginal. Filmus volvió a chocar con su techo histórico que no puede perforar. Lousteau evitó un nuevo retroceso.

La ex presidenta será senadora y se plantará, segurament­e, como la referente del peronismo bonaerense, por los flacos resultados de Massa y Randazzo . Fue más allá: Unidad Ciudadana -dijo- será el eje de la oposición a Macri. Esa es la foto de la noche de la derrota para no reconocerl­a, Pero la película sigue. Sus apoyos no dan más garantías. Llegaron hasta aquí. Cristina, acosada por acusacione­s de corrupción, se integrará a un bloque de 10 legislador­es. El otro bloque de Miguel Pichetto, tendrá al menos 20.

El peronismo debe repensarse. Comenzando por Massa, que sufrió la polarizaci­ón y su ambigüedad inviable en ese cuadro, y Randazzo que aguantó la presión kirchneris­ta para bajarse.

La precandida­tura de Urtubey capotó al perder en Salta, el radical Martínez le ganó a Carlos Menem en La Rioja (puede haber fallo de Casación antes del 10 de diciembre ratificánd­ole la condena), mientras que los gobernador­es que lograron triunfar (Uñac, Manzur, Corpacci, Insfrán) deben resucitar una liga golpeada por las derrotas de Schiaretti, Bordet o Peppo.

Ese referente será Pichetto, quien extenderá su influencia a los diputados peronistas.

El período que anoche se abrió pone fin a una época, de la que todavía habrá estertores y vértigos. Sin pausa, mañana tratarán la expulsión de De Vido del Congreso.

El triunfo de Cambiemos fortalece al Gobierno y se abre, además, un espacio de amplia negociació­n.

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