El ADN K va más allá de las urnas
“Hay una sinonimia entre reo y malevo. Reos, al fin de cuentas, aún pueden ser conspicuos representantes de la elite. Desde esa jerarquía hay una gradación paulatina, que remate en la escala descendente en el reo, arrabalero o malevo. La voz malevo es un simple apócope de malévolo, o sea un individuo inclinado a hacer el mal, de male (mal) y volo (quiero). Pero no todo malevo lleva implícita la perversidad sádica; lo que lleva implícito es una petulancia egoísta. El perverso del malevaje es el compadrito, versión burda, baja y ruin del caudillejo, de maneras pedantemente altivas y siempre desafiantes.” (De A. J. Pérez Amuchástegui en su libro “Mentalidades argentinas”.)
Hay cuestiones que van más allá de lo expresado ayer las urnas. El ADN kirchnerista es una de ellas. Y no sólo en lo que hace a su composición y naturaleza como fuerza política, sino en el carácter y la idiosincrasia individual de algunos de sus personajes.
De Vido, por ejemplo, fue cajero y mano derecha del matrimonio de millonarios sureños desde que eran clase media ambiciosa. Ahora que sabe que irá preso bajo cargos de corrupción, el súper ex ministro murmura que Cristina Kirchner lo traicionó. Y Cristina lo confirma: dijo que no pondría las manos en el fuego por él. De Vido no la quiso escuchar hace tiempo, cuando amagó irse de su segundo gobierno: “Vos te vas de acá con los pies para adelante o preso”, le reprochó la señora. Un código entre reo y mafioso.
Guillermo Moreno, el guapo devaluado, le explicó al juez que sus amenazas en Papel Prensa y la parodia de los guantes de boxeo “fueron bromas”. Algunos son guapos con el escudo del poder, pero si se tienen que bajar los pantalones cuando las papas queman, se los bajan.
Milagro Sala le advirtió a uno de los policías que, con pasamontañas puestos, la trasladaban otra vez desde su mansión de Dique La Ciénaga al penal de Alto Comedero: “¿Tenés huevos para mirarme a los ojos, cagón?…Yo sé quién sos vos, ¿eh?…con sólo mirarte a los ojos y verte la nariz ya sé quién sos… A tu jefe y a ustedes yo misma los voy a ir buscar a sus casas.” Bien patotera. D’Elía, vetado por Cristina para asistir al acto de Racing por “piantavotos”, devolvió gentilezas. Confirmó al juez que se había reunido en Teherán con los acusados de ser autores intelectuales del ataque a la AMIA. Y de la ex presidenta sólo dijo: “Ella es mi jefa política”. Quien quiere oír, que oiga. A su vez, Cristina trató de “idiota” a Macri y consideró que gobierna “un país de mierda”. Onda compadrita.
En confianza, la descripción de hace más de 50 años de Pérez Amuchástegui sobre las formas delincuenciales ( reos, malevos, compadritos) encaja en el ADN K. Hasta la Real Academia Española, en una de sus acepciones, los y las resume en el término reo/rea: “Persona que por haber cometido una culpa merece castigo/Demandado en juicio civil o criminal/Acusado, culpado/Desaliñado, sucio, de modales groseros/Que ha cometido un delito contra la seguridad del Estado”. Ninguna votación, ni buena ni mala, borrará tantas coincidencias.