Un búnker colmado que esperó una repetición de las PASO que nunca llegó
Arsenal. La militancia llegó temprano y a pesar de los datos negativos el clima no se apagó. Cristina esperó en un VIP.
En el gimnasio del estadio de Arsenal de Sarandí en Avellaneda, desde temprano sobrevolaba la idea de una remontada de Cristina Fernández de Kirchner, en un escenario similar al de las PASO. La ilusión de un deja vu de agosto, que se cortó antes de la medianoche.
Vestido con banderas celestes y blancas para cubrir las chapas del tinglado, el búnker de Unidad Ciudadana tuvo a la militancia poniendo calor desde la tarde. El hotel donde habitualmente concentran los jugadores del club fue colmado por otros players: Vanesa Siley, Roberto Salvarezza y Leopoldo Moreau, aspirantes a la Cámara Baja, entre los primeros. Un rato después, Máximo Kirchner, Oscar Parrilli, Hugo Yasky, Martín Sabbatella y el compañero de fórmula de la ex presidenta, Jorge Taiana, se anotaron para la previa a la carga de datos.
Ausente en las PASO, ayer se paseó por Arsenal el consultor catalán Antoni Gutiérrez Rubi, mientras que los jefes comunales se quedaron hasta tarde en sus distritos para custodiar el recuento de votos. El segundo piso del hotel quedó reservado para el VIP, en el que se instaló Cristina Kirchner desde las 19. Allí esperó los datos.
Dentro del búnker, una pantalla gigante mostraba fotos de referentes kirchneristas votando y spots de campaña. Antes de las 19 sorprendió la voz de una locutora, que animó a los militantes y entrevistó a algunos fiscales generales hasta que Moreau anunció que un último boca de urna los daba sobre Cambiemos.
Unos 20 minutos antes de que se entreguen los primeros números oficiales, la militancia siguió animada por la locutora que entonó el primer “Cristina Senadora”, que fue himno en aquella madrugada de las PASO. Del otro lado de la calle Julio Humberto Grondona un vallado separaba al resto de la militancia que tenía otra pantalla gigante. Ahí los protagonistas fueron “Los Dandys” de Florencio Varela, una murga que en el atardecer hizo latir los bombos hasta que los parlantes explotaron con cumbia ya entrada la noche.
Segundos después de las 21 irrumpió el primer shock. Los cómputos oficiales que daban a Bullrich siete puntos arriba de la ex presidenta, sur- gió un murmullo y la cara de los militantes se iluminaba con la luz de los celulares con los que chequeaban los datos. Los televisores con la información de los canales apuntaban a la prensa pero cruzaban rápido las vallas.
Desde el primero piso del hotel, los asesores de los candidatos adelantaban que sería una remake del 13 de agosto. “Por la forma en la que cargan los datos se da el mismo escenario. Vamos a ir acortando”, comentaban antes de las 22. Se esperanzaban en que los distritos del sur del conurbano y La Matanza hicieran de escollera a la ola amarilla, pero no alcanzó para revertir la ola amarilla.
A las 22.30, con el 84 % escrutado, la diferencia en la Provincia superaba los 400 mil votos y los militantes elevaron los cánticos de “resistencia” y obligaron a bajar la música. Una ráfaga de aliento que sumó a parte de los que estaban afuera.
La cantidad de militantes que esperaban la palabra de la ex presidenta podía superar la reglas físicas de personas por metro cuadrado. A las 23.24, recién con el 97,78% escrutado, Cristina enfrentó la derrota en el micrófono. Abrigada por el “Cristina Senadora” de su público, agradeció a todos sus electores, criticó a los opositores que perdieron votos y destacó que Unidad Ciudadana había crecido. “No alcanzó”, reconoció en los 11 minutos de discurso y se fue acariciada por palmas y cantos. ■
Los Dandys de Florencio Varela, una murga, alentaron con bombos en la previa.