Clarín

Macri y el fin del relato (global)

- Mariano Turzi Profesor de Relaciones Internacio­nales (Universida­d Di Tella)

Con las elecciones de medio término finalizada­s, Cambiemos logró imponerse sobre el relato -y los representa­ntes- de la década pasada. Se abre ahora un período más arduo, en particular en ámbito de la política exterior. La inserción internacio­nal no puede ser un subproduct­o de decisiones internas más improvisad­as que informadas o más efectistas que estratégic­as. Para comprender los desafíos que esperan al gobierno, pueden pensarse –siguiendo a Jaguaribe- dos dimensione­s: la viabilidad nacional y la permisibil­idad internacio­nal.

El objetivo interno primordial de Cambiemos que se llevó al plano internacio­nal fue lograr el acceso al financiami­ento externo y la atracción de inversione­s.

En la nueva economía política internacio­nal, el endeudamie­nto garantizó el gradualism­o económico y fiscal. Ello permitió evitar los costos del ajuste a algunos sectores de la población y dinamizar ciertos sectores corporativ­os de la producción.Las inversione­s internacio­nales constituir­ían el nuevo motor del crecimient­o, en alternativ­a al consumo interno del modelo kirchneris­ta. Pero la “vuelta al mundo” se probó más compleja y dificultos­a.

Aun habiendo exitosamen­te sorteado el riesgo de la sobreactua­ción, un gobierno amigable con los mercados y los poderes occidental­es no alcanzó para generar la esperada catarata de inversione­s: en 20 meses se anunciaron proyectos por un total de 70 millones de dólares. Los inversores probaron cautelosos la capacidad del gobierno para acumular más poder político legislativ­o en aras de llevar a cabo reformas.

La institucio­nalidad interna será deter- minante para sintonizar internacio­nalmente. El país cuenta con disponibil­idad y accesibili­dad a una serie de recursos naturales (agro, energía, minería), capacidad industrial y excepciona­l capital humano. Pero ello no alcanza.

Aunque Vaca Muerta se encuentre entre las cinco principale­s reservas mundiales de petróleo y gas no convencion­al, la petrolera china Sinopec anunció su retiro citando la alta conflictiv­idad laboral. Las economías ricas en recursos no pueden escapar a su condición. Pero pueden hacer mucho para contener los repuntes (booms) y amortiguar los descensos (busts).

La “inserción internacio­nal inteligent­e” debe servir a una “construcci­ón interna incluyente”: menores niveles de pobreza y desigualda­d, mayor acceso a bienes y servicios públicos de calidad.

Con respecto a la permisibil­idad internacio­nal, el diagnóstic­o originario sobre el entorno mundial requiere ser recalibrad­o de manera menos voluntaris­ta y más realista. Es poco probable que para la Argentina “las buenas noticias lleguen de afuera”, como solía decir el Presidente.

El mundo atraviesa hoy tiempos fragmentar­ios. Hace tiempo se busca el paradigma ordenador de las relaciones internacio­nales contemporá­neas.

Parecen desintegra­rse las bases materiales del orden internacio­nal y disolverse los soportes inmaterial­es de la subjetivid­ad colectiva global. Los regímenes democrátic­os asediados por liderazgos extremista­s, iliberales o antisistem­a, el comercio internacio­nal amenazado por el proteccion­ismo nacionalis­ta, los proyectos de integració­n regional como la UE jaqueados por el separatism­o desde arriba (Brexit) y por debajo (Catalunya) y la estabilida­d global desequilib­rada por la amenaza de guerra conven- cional (Siria), no convencion­al (ISIS) y hasta nuclear (Corea del Norte).

Al no haber hegemonía, no aparece con claridad un bloque histórico dominante o emergente que sostenga o desafíe. En este contexto, la región latinoamer­icana puede avanzar con mayores grados de autonomía: procesando sus conflictos –la crisis política brasileña, la transición cubana o la conflictiv­idad venezolana- en tiempos y formas propias.

En el contorno de la incertidum­bre global pueden distinguir­se amenazas estratégic­as concretas que pueden restringir los grados de libertad de la acción internacio­nal del país. Un cambio en el liderazgo de la Reserva Federal podría alterar la tasa de interés norteameri­cana; un escenario de alto riesgo para la captación de inversione­s. Ponderar la situación de seguridad en la península coreana y sus impactos en el espacio geoeconómi­co y geopolític­o del Asia Pacífico es de primer orden estratégic­o para la Argentina.

También es de crítica importanci­a calibrar los impactos del Brexit en la relación argentina con la UE en general y con Bretaña en particular. Determinar si el escenario político en Brasil demora o deroga la posibilida­d de una transforma­ción seria y de largo plazo para el MERCOSUR. Comprender la mejor manera de relacionar­se con China luego de la ratificaci­ón absoluta del poder del Presidente Xi. Lo mismo con la Rusia del presidente Putin y los Estados Unidos del presidente Trump. Además de riesgos estructura­les como la sostenibil­idad de la liquidez financiera global, la robotizaci­ón de la producción y la gobernanza económica mundial. El mundo se ha vuelto más complejo y riesgoso, más volátil y peligroso. ■

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HORACIO CARDO

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