Clarín

Por su goleador, River sueña con la Copa

Scocco volvió a ser decisivo al capitaliza­r un rebote dentro del área para definir de zurda. Los locales presionaro­n siempre y, aun con poca imaginació­n, fueron más. La vuelta, el martes 31.

- Daniel Lagares dlagares@clarin.com

Scocco anotó el 1-0 en el partido de ida contra Lanús en la semifinal de la Libertador­es. El equipo de Gallardo buscó más que su rival y definirá el martes 31, de visitante. Ayer debutó el VAR, pero no hubo necesidad de utilizarlo.

Una. Una pelota pedía Ignacio Scocco. Una pelota, como piden los goleadores. Como rogó tenerla y nunca le iba a llegar a José Sand. Y en la que le quedó, Scocco le dio los puntos y medio pasaje para la final a River. Lo merecía él. Lo mereció River. Castigo para Lanús, al que le salió mal el viaje de negocios al Monumental.

Parecía que River se iba aquedar con el mejor de los peores resultados, un empate pero sin goles del rival. Le salió redondo porque llegó esa jugada de torbellino, de vértigo, justo cuando el reloj seguía implacable, tic... tac... tic... tac y 0-0. Lo merecía River, se dijo, pero tampoco hubiera sido injusto el empate. El partido tuvo un equilibrio que sólo podía romperse por un error o una jugada sacada de contexto. Y fue así. Porque el vértigo inicial de los primeros 15’ acabó en esa media vuelta de Scocco que contuvo un estupendo Andrada. Y enseguida llegó la réplica en la corrida de Acosta por izquierda que terminó en córner porque Montiel puso el piecito. No fue gol, pero Lanús avisaba que iba a tratar de lastimar. Fue un engaño. Casi nunca más Lanús fue tan profundo. Le alcanzó para avisarle a River que, si le dejaban la puerta abierta, iba a entrar y se iba a robar toda la heladera, hasta la última fruta.

River no mermó en su idea de ir a presionar la salida pero lo hizo con mas escrúpulos. Fue el tramo donde resultaron importante­s Pérez y Ponzio. No en el manejo de la pelota, sí en ordenar posiciones y el primer pase. Fue el tiempo del ajedrez, del peón por peón y del alfil por alfil. ¿Quién se salía del libreto? No hubo rebeldía para apartarse del libreto estudiado y la jerarquía individual quedó aprisionad­a en los pliegues de esos movimiento­s tácticos pensados por Gallardo y Almirón. El Pity, con el perfil cambiado, no tenía desborde y apenas podía contar con que Montiel le pasara por afuera. Si enganchaba, le quedaba el remate o la sociedad con Fernández, otro zurdo. Problemas de perfil importante­s, agravados porque Scocco, condenado a ser único punta, debía jugar de espaldas, siempre. Lo tenían fácil el chico Guerreño y el experiment­ado Braghieri.

No se movieron los bancos hasta entrado el ST, cuando todo siguió igual, inclusive ese arresto de River encerrando a Lanús con varios córners seguidos y tiros libres por faltas a Martínez. Pero nada de poner a un hombre cara a cara con Andrada. Último recurso, Pinola apareció cuando nadie lo esperaba y metió un zurdazo en un palo. Aire con el ingeso de De La Cruz, recambio de aire con la entrada de Aguirre, pero sin cambios estructura­les: peon por peón, tic... tac...

¿Batalla táctica? Quizá. No hubo movimiento­s que no estuvieran previstos. Se sabía que el partido iba a ser lo que terminó siendo. Lo ganó River porque tuvo esa jugada, ese remate, esa contención sin retener de Andrada y porque estuvo Scocco para tocar de zurda, alto, fuerte, inapelable.

No fue un gran partido. Sí fue un partido de Copa. Definitori­o. Sin distraccio­nes, con 22 hombres concentrad­os sin rozar la frontera del error. Gran equipo es este de Gallardo. Gran equipo es este de Almirón, aunque ayer resignó la pelota. Dieron la talla.

Quizá deba replantear­se Lanús la poca agresivida­d que mostró durante toda la noche. Fue a empatar y perdió. Pudo llevarse el punto, era difícil que lograra el empate con goles, ese resultado que le servía en bandeja la revancha en casa.

También debería hacerse replanteos River. Asumió el protagonis­mo, como debía ser. Buscó siempre, nunca se dio por vencido ni siquiera cuando el tiempo le ahogaba los deseos. Pero le faltó juego, le faltó fútbol. Tuvo paciencia, le faltó pisar el acelerador en los metros finales, la aventura individual, hasta el intento de la heroica. Pero está bien que los tres puntos los tenga en el bolsillo. Se los dio Scocco, como tantas veces. ■

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TELAM Definición. A 9 minutos del final, Scocco le dio la victoria a River.
 ?? MAXI FAILLA ?? Festejo. Ignacio Scocco ya anotó el único gol en Núñez e inicia la celebració­n. River logró una trabajosa victoria y ya sueña con la final de la Libertador­es.
MAXI FAILLA Festejo. Ignacio Scocco ya anotó el único gol en Núñez e inicia la celebració­n. River logró una trabajosa victoria y ya sueña con la final de la Libertador­es.

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