DE RAZONES Y RIESGOS
● El presidente chino Xi Jinping es desde ayer el vértice de un triángulo histórico que completan Mao Tse Tung y Deng Xiao Ping. Su “pensamiento sobre el socialismo con características chinas en una nueva era” fue integrado a la constitución del PC. Es un reconocimiento del cual carecieron sus dos antecesores y que Deng obtuvo después de su muerte.
● Se trata de un fortalecimiento de la autoridad de Xi para profundizar el giro aperturista de la economía sin perder control político. Los cambios a una economía de consumo y servicios ponen en riesgo la verticalidad del modelo.
● Xi Jinping fue confirmado para un segundo periodo de 5 años. No es claro si será relevado al finalizar el quinquenio. La perpetuación se une a un culto de la personalidad con el riesgo y fragilidad de la dependencia de un solo líder. Desde el inicio de la etapa de crecimiento los presidentes duran dos periodos. El propio Deng alertó sobre el peligro de concentrar el poder en una sola persona.
● Esta “nueva era” llega después de la primera de Mao que unificó a un país devastado por la guerra civil, y de la segunda, con Deng, de las reformas y el enriquecimiento. La etapa de Xi será la de “salvar al partido” y volver a colocar a China en el centro del poder global.
● Esa salvación que plantea Xi se vincula con un relajamiento ideológico que ha producido la extensión del modelo capitalista en la sociedad. La gente gana más, su dieta mejoró así como los bienes a los que accede y, en algún momento, ha aparecido la palabra democracia en las redes.
● Para el gobernante ese es el camino a la ruina . “Si la moral es baja la organización cae”, escribió. Es el espectro del caótico derrumbe de la URSS. Pero también lo que se busca es mantener a raya a una masa de trabajadores no tan bien pagados, sometidos a una dura explotación, sin cobertura legal, de los que depende el sistema.
● La fórmula de Xi para mantener el control es profundizar la censura, la ideología y el personalismo. Es una apuesta difícil. Internet esta cada vez más lejos de ser controlable y el crecimiento social inevitablemente traerá más demandas y apetitos de libertad.