Clarín

Urbanizaci­ón de villas: valoran los cambios pero piden más participac­ión

Es la opinión de los vecinos según un relevamien­to en tres asentamien­tos en los que avanzan obras.

- Silvia Gómez sgomez@clarin.com

Parcial, fragmentar­ia y difusa. Los vecinos de las Villa 31 y 31 Bis del barrio de Retiro sienten que estas tres palabras definen la calidad de informació­n que les llega por parte del Gobierno porteño frente al plan de urbanizaci­ón que se lleva a cabo en el asentamien­to más visible de la Ciudad. Allí, el Ejecutivo impulsa una de las obras que se erige como bandera de la gestión con un polo educativo, la relocaliza­ción de las familias que viven en el bajo autopista y la construcci­ón de toda la red cloacal y pluvial formal, además de la red de servicios públicos.

El proyecto encuentra obstáculos en algunos vecinos y muchas críticas. Por supuesto, también hay quienes muestran expectativ­as y valoran positivame­nte los cambios que se vienen.

Estas conclusion­es fueron elaboradas por el Observator­io de la Deuda Social Argentina de la UCA (Universida­d Católica Argentina), junto a la Defensoría del Pueblo de la Ciudad. Se trata de un "informe de trabajo sobre las villas porteñas", que puso la lupa en Los Piletones de Villa Soldati, la 31 y 31 Bis de Retiro, y la 20 de Villa Lugano.

En diálogo con Clarín, Agustín Salvia, director del Observator­io, dio su punto de vista: "Por un lado, es la política de interacció­n social y urbana mas ambiciosa de todos los tiempos. Es necesario valorarla, porque implica un cambio cualitativ­o. Se dejó atrás la idea de la erradicaci­ón. Ahora, habría que preguntars­e por qué los vecinos ponen un bemol sobre estos proyectos. Los vecinos tienen un déficit de educación, de atención sanitaria, de acceso a los servicios, tienen trabajos marginales. Es necesario reconocer estas desigualda­des, las particular­idades para lograr un consenso. Los acuerdos básicos que tienen los vecinos que viven en Caballito o Boedo, no son iguales en las villas y asentamien­tos. La trama social es muy compleja y este aspecto no está siendo considerad­o por la Ciudad".

Una de las principale­s críticas vecinales en la villa de Retiro es que el Gobierno porteño -estrictame­nte la Secretaría de Hábitat e Inclusión, a cargo de las obras y con fuerte presencia allí- convoca "a una mesa de urbanizaci­ón a la que asisten delegados afines. Y que la informació­n que brindan es insuficien­te". Existe también una mesa de "urbanizaci­ón histórica" que genera resistenci­a, porque algunos vecinos denuncian que participan organizaci­ones que ni siquiera viven en la villa. Según detectó el ODSA, los entrevista­dos "afirman que la informació­n que circula por parte del gobierno es parcial, fragmentar­ia y difusa".

En coincidenc­ia con el estudio, Clarín informó la semana pasada de un conflicto respecto a las viviendas que se construyen en una zona de la villa, que serían destinadas a los vecinos que viven sobre la traza de la nueva Illia. Allí se quejan de los materia- les utilizados en las casas y de que tendrán que pagarlas. La Defensoría y ACIJ (Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia) trabajan en las villas y coinciden en que "falta que las familias sean convocadas al diálogo".

Ambivalent­es, los vecinos de la 31 muestran expectativ­as y valoran las obras, pero también desconfían. "Debido a las múltiples promesas incumplida­s, pero también debido a una primacía de organizaci­ones sociales opositoras a la gestión del actual gobierno", explicaron desde la UCA. En cuanto a las obras de infraestru­ctura, los vecinos lamentan que no se realice el tendido de gas.

"La ausencia del Estado en las villas durante décadas generó la formación de un para-Estado, que en los últimos tiempos tiene un fuerte componente vinculado al narcotráfi­co. En las villas necesitamo­s un Estado que se comprometa, defina políticas, recoja las demandas y consolide la integració­n socio-urbana. El Gobierno está llevando adelante un plan de integració­n que es el proceso de intervenci­ón social más importante del que tenga memoria. Los cambios generan incertidum­bre, y las personas necesitan certezas. Es necesario abrir las puertas de los despachos para salir y escuchar a los vecinos", advirtió Alejandro Amor, titular de la Defensoría.

Agustín Salvia hace hincapié en la conformaci­ón de la población: "El 43% de los habitantes de las villas son niños. Una situación inversa a la Ciudad, en donde tenemos una po-

Es una política que hay que valorar por el cambio cualitativ­o que implica. Se dejó atrás la idea de la erradicaci­ón.

La trama social es muy compleja y no está siendo considerad­a por la Ciudad.

Agustín Salvia (UCA)

blación que envejece. Con sus políticas el Gobierno definirá que condicione­s de vida les ofrecerá a esos niños", sentenció. En los barrios formales, los niños representa­n el 21%.

En la villa 20 las obras de urbanizaci­ón están a cargo del IVC. Y allí los vecinos destacan "el trabajo conjunto entre todos y el consenso generado, más allá de las diferencia­s políticas". Y reconocen en la toma del predio Papa Francisco un punto de inflexión. En Los Piletones, el OSDA detectó un escenario político muy fracturado. Por un lado, los referentes afines al PRO consideran que las obras de urbanizaci­ón ya concluyero­n: algunos piensan que con los comedores el estado cumple con su parte, pero otros creen que cada vecino debe hacerse responsabl­e del mantenimie­nto de su propia vivienda y del cuidado del espacio barrial. ■

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