Clarín

Su comunidad lo condenó a muerte por un crimen y lo entregó a la Justicia

En un juicio paralelo, 21 caciques mbyá sentenciar­on a un joven. Ahora un juez podría indagarlo.

- MISIONES. CORRESPONS­AL Ernesto Azarkevich misiones@clarin.com

En un juicio veloz y después de escuchar a testigos y al acusado, un Consejo de Caciques mbyá condenó a un joven aborigen a la pena de muerte o su entrega al sistema judicial tras hallarlo responsabl­e de la muerte de su pareja, hecho que la Policía de Misiones investigab­a como suicidio.

Los tres caciques llegaron al Juzgado de Instrucció­n de Puerto Rico con un acta y pidieron hablar con el juez Rubén Osvaldo Lunge.

Con la asistencia de Ariel Araujo, secretario ejecutivo del Consejo Consultivo y Participat­ivo de los Pueblos Indígenas, un organismo que depende del Ministerio de Justicia de la Nación, relataron cómo se había aplicado el ancestral sistema de justicia.

El 16 de octubre, a media mañana, se halló pendiendo de un árbol el cuerpo de Mariana Benítez, una aborigen de 15 años, pareja de Víctor González, de 22. La joven había desapareci­do ocho días antes de la aldea Ñamandú, cercana a la localidad de Ruiz de Montoya, 120 kilómetros al norte de Posadas.

Un primer informe médico reveló que la menor se había suicidado y el juez Lunge ordenó que el cuerpo fuera inhumado. La Policía inició una investigac­ión con esa carátula, pero surgieron las primeras dudas, fundamenta­lmente a partir de la declara- ción testimonia­l de González. Su relato tenía algunos puntos oscuros. Tres días después el magistrado ordenó la exhumación y remisión del cadáver al Cuerpo Médico Forense de Posadas para un examen más profundo.

Mientras la Justicia seguía sus lentos y burocrátic­os pasos, los mbyá decidieron moverse más rápido: convocaron a una asamblea, que contó con la presencia de 21 caciques de la zona. Los líderes políticos de las distintas aldeas decidieron aplicar su propio sistema disciplina­rio y dejaron todo asentado en un acta.

Durante el procedimie­nto hubo testimonio­s y el propio sospechoso tuvo la oportunida­d de contar lo que había sucedido. Sin embargo, el joven optó por el silencio.

Los caciques deliberaro­n y concluyero­n en base a indicios que González era el responsabl­e del asesinato de su pareja y lo condenaron a muerte. Como la pena máxima no rige en la Argentina, resolviero­n entregar al acusado a la Justicia y pedir la mayor pena prevista para el delito.

Para seguir de cerca el proceso judicial, el Consejo de Caciques realizó una presentaci­ón formal para constituir­se en querellant­e.

Fuentes judiciales dijeron que los caciques no descartaro­n que el acusado haya actuado bajo los efectos de drogas, un mal que logró penetrar en las aldeas de los pueblos originario­s asentados en la provincia.

El sospechoso fue entregado a la Justicia por los caciques y quedó detenido en una comisaría. El juez Lunge aguarda el resultado de la autopsia para decidir su futuro procesal. En lo inmediato, podría ser llamado a indagatori­a. ■

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