Clarín

Cómo Barros Schelotto lo marcó en decisiones del juego y del futuro

Le remarca siempre que sepa elegir mejor en cada pelota y que no se apure por irse a cualquier club.

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“Tienen prohibido tirar centros de mierda”. A pura indicación, en marzo de 2016, Guillermo marcó un mandamient­o para su equipo. Pasaron un año y ocho meses de aquel entrenamie­nto en el que expuso un ABC para sus delanteros. En todo este tiempo, quien mejor entendió (y corrigió) ese defecto fue Cristian Pavón. ¿Cómo lo hizo? ¿Qué pasó con Pavón para ser cuestionad­o a valer 30 millones de dólares? Un poco de todo.

El cordobés de Anisacate recorrió un largo camino hasta transforma­rse en lo que es hoy, una pieza decisiva en el ataque. Boca le compró su pase a Tallares a mediados de 2014 en catorce millones de pesos, pero su historia en Brandsen 805 no empezó tan fácil. Porque los primeros 6 meses los jugó con Colón en el ascenso. Su nivel hizo que enero de 2015 lo sumara Rodolfo Arruabarre­na al plantel. Y allí alternó entre la titularida­d y el banco de suplentes. Jugó, claro, aquel cruce contra Ri- ver de la Libertador­es de 2015 en un año en el que disputó nueve partidos oficiales y que lo expuso ante todos en ese grito de gol en el Superclási­co del torneo local en el inicio de la trilogía de mayo.

Fue en definitiva un 2015 que lo tuvo en el Mundial Sub 20 de Nueva Zelanda con frustracio­nes y siendo suplente de Cristian Espinoza, el mismo que hoy espera en el banco de Boca. Pavón evolucionó en el 2016 y pese a unas lesiones que lo marginaron en el comienzo del año, fue la bandera del equipo en la Libertador­es que se escurrió en semifinale­s contra Independie­nte del Valle.

Para Guillermo Barros Schelotto siempre fue una debilidad. Lo ponderó incluso en momentos en los que las críticas sobre sus (malas) decisiones eran recurrente­s. Le respetó su lugar y lo ayudó a mejorar. En julio de 2016, Boca le renovó el contrato hasta 2020 y le puso una cláusula de 18 millones de euros que parecía exagerada en ese momento. Un año más tarde, Boca extendió su contrato hasta 2021 y la cláusula se elevó a 30 millones de dólares.

“Hablé mucho con el cuerpo técnico y todos me ayudaron a pensar más, a elegir mejor y a tener más paciencia en los últimos metros”, reconoció Pavón cada vez que pudo.

Guillermo también le dio un lugar de importanci­a en su 4-3-3: lo ubicó en la izquierda para que tuviese el arco de frente para patear y lucir su remate de larga distancia. Lo hizo: lleva 21 goles en 64 partidos en Boca. Pero además le incorporó, con la ayuda de Gustavo, un retroceso para cooperar en la marca y lo transformó en un jugador completo e insustitui­ble. Tanto que Pavón jugó los últimos 43 partidos oficiales del equipo y fue el único del plantel que disputó todo los encuentros del título en el torneo de 30 jornadas. En esta Superliga suma 5 asistencia­s y 3 goles (ante Belgrano el árbitro le otorgó un tanto que fue en contra), pero su rendimient­o es más importante que las estadístic­as.

Estuvo a punto de emigrar al Zenit ruso, pero Boca exigió demasiados requisitos y terminó quedándose. Para blindarlo, los dirigentes elevaron su cláusula de rescisión, le mejoraron el contrato y una charla cara a cara con el Mellizo lo convenció de quedarse hasta esperar una propuesta de un club grande de Europa. “Es decisión de Sampaoli, pero creo que Pavón merece estar en la Selección”, lo elogió el DT que lo llevó hasta el pico de su rendimient­o. Sabe todo Boca que cada mercado de pases tendrá ofertas sobre la mesa por él, pero ahora Kichán solo quiere irse a un destino que le asegure competenci­a de elite y una vidriera para buscar un lugar en Rusia 2018. Un detalle: recién en enero cumplirá los 22 años. ■

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AP El consejero. Guillermo calma a Pavón tras un festejo de un gol copero que derivará en su expulsión.

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