Arman talleres para que los padres aprendan a evitar los gritos y los chirlos
La experiencia empezó en Buenos Aires y Salta, y ya se extendió a Misiones, Entre Ríos y Santiago del Estero.
“La crianza es un desafío para el cual todas las personas adultas tenemos que realizar un aprendizaje; no hay recetas, sino más bien recomendaciones, pautas y mucha reflexión tanto en el plano personal como en el familiar”.
Así comienza la “Guía práctica para evitar gritos, chirlos y estereotipos”, una publicación de UNICEF para padres, madres, cuidadores y cuidadoras de niños, niñas y adolescentes, con propuestas para poner límites y resolver situaciones difíciles sin recurrir a la violencia. (La guía de UNICEF es gratuita y puede descargarse en https://www.unicef.org.ar/finalaviolencia).
“Muchas veces, los adultos no tienen intención de maltratar, pero lo hacen -dijo De Mendoza, representante adjunta de UNICEF Argentina-. La guía explica los distintos tipos de violencia vinculados con crianza, para reconocerlos y finalmente poder descartarlos”.
En efecto, la guía fue hecha por UNICEF, el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA) y Encuentro Entre Padres. Esas mismas organizaciones vienen impulsando una serie de talleres en los que participaron más de 1200 madres, padres y cuidadores, y 873 efectores. La iniciativa piloto comenzó en las provincias de Buenos Aires y Salta y en 2017, se extendió a Entre Ríos, Misiones y Santiago del Estero.
Cecilia Jumilla tiene 38 años y dos hijos, una nena de dos años y medio y un varón de 14. Ella hace changas cuando salen, tareas de limpieza, cuidado de niños. Es una mamá que participó de los talleres. “Yo no tuve ni cariño ni atención por parte de mis padres cuando era chica, y ahora que tengo hijos no quiero ser como fueron ellos”.
Lo que más le impactó a Cecilia fue la imagen que usaron en el taller para hablar de la importancia ya la forma de poner límites: “Nos mostraron un puente sin barandas, que es como un niño que no tiene contención. Al nene le da miedo cruzar el puente y se queda quieto. Por otro lado, el puente con barandas tiene contención, tiene límites, y eso es lo que le permite al chico cruzarlo sin miedo, correr, saltar”.
Natalia Astudillo es otra mamá que fue a los talleres. Es empleada doméstica y tiene dos hijos: una nena de un año y medio y un varón de 9. “Con el más grande se que me equivoqué, y no
Yo no tuve ni cariño ni atención por parte de mis padres cuando era chica, y ahora que tengo hijos no quiero ser como fueron ellos” Cecilia Jumila
Mamá de dos hijos
Con el más grande de mis hijos sé que me equivoqué, y no quiero cometer los mismos errores con la más chiquita” Natalia Astudillo
Mamá de dos hijos
quiero cometer los mismos errores con la más chiquita”. Natalia cuenta que su problema está en poner límites, y en que la culpa por salir a trabajar a veces se paga con lo material.
“Nos explicaron que hay que decir no, y que cuando uno dice no hay que mantenerlo, aunque el chico insista, porque si aflojamos los defraudamos. Y también nos dijeron que hay distintos tipos de violencia, que no son sólo los golpes, que un grito muy fuerte también es violento”.
“Los talleres son buenos porque los padres son pares, tienen todos los mis- mos desafíos. El tema de los límites es muy importante porque es lo que da seguridad para que los chicos desarrollen su autonomía en forma progresiva”, explica Lucila Argüello, de UNICEF.
Otro de los talleres tiene que ver con la violencia de género, que en las familias aún está naturalizada. “No sólo es malo el clima de violencia en el hogar, sino que la familia es el modelo de comportamiento de los niños. No está bien que los padres carguen a las nenas con las tareas domésticas y a los varones no”. ■