Clarín

Condenaron en tiempo récord a tres trapitos, pero otra vez con penas bajas

Los detuvieron el domingo en La Boca y ayer fueron a un juicio abreviado. Pero sólo tendrán una multa de $ 500 en suspenso y trabajos comunitari­os. Piden endurecer la ley.

- María Belén Etchenique metcheniqu­e@clarin.com

Pueden exigir un monto o aceptar que el conductor decida cuánto darle, pueden estar fijos o correr detrás de un evento, pueden responder a la Policía -a la Brigada como la llaman-, a los barrabrava­s o a nadie. Pueden ser el eslabón más débil. Pueden no serlo. En la Ciudad de Buenos Aires los trapitos pueden ser muchas cosas, pero están atravesado­s por una certeza: su negocio se monta sobre paradojas. Son particular­es tarifando lo que es de todos; son juzgados en tiempo récord, pero la condena que reciben es irrisoria.

Dos días después de que fueran detenidos cerca de la cancha de Boca, tres trapitos fueron penados ayer al pago en suspenso de $ 500 y 35 horas de trabajo de utilidad pública, en alguna ONG del barrio que resta definir. Esa suma, que representa casi lo mismo que piden por un par de autos durante un partido, no será abonada. No ahora, no bajo estas circunstan­cias. La multa entrará en vigencia en caso de que la Justicia porteña los volviera a encontrar exigiendo plata a un conductor. Si eso ocurriese, sería su tercera vez, porque ya tenían antecedent­es. Sus defensas pidieron que la multa fuese en suspenso porque expusieron que los trapitos no tienen ingresos formales.

Cada cuidacoche acumulaba más de diez actas contravenc­ionales dentro de una causa que nuclea todos los episodios en los alrededore­s de La Bombonera, y en la que hay 50 trapitos y 56 agentes de la Policía Federal investigad­os. Al ser reincident­es, la fiscal en lo contravenc­ional Celsa Ramírez pidió la detención de los tres.

Según la Policía de la Ciudad, los trapitos cobraban $ 150 por auto en las calles más próximas a la cancha y $ 100 en las avenidas Regimiento de Patricios y Montes de Oca, más alejadas. Los montos siempre se incrementa­n según la distancia respecto de la cancha y qué tan importante sea el partido.

Los acusados aceptaron ir a un juicio abreviado. Así, en 48 horas terminaron condenados. Los castigos fueron definidos por el Juzgado de Primera Instancia en lo Penal, Contravenc­ional y Faltas N° 1, a cargo de Rodolfo Ariza Clérici. Con esta modalidad exprés de sentencias se lograron en un mes seis condenas. Los anteriores cuidacoche­s sancionado­s habían sido detenidos antes del partido de la Selección Argentina contra Perú, que también se jugó en La Bombonera. El sistema es ágil, pero todavía está lejos de ser justo.

Las 35 horas de trabajo de utilidad pública son de cumplimien­to efectivo y funcionan como una instrucció­n especial para sumarle peso a la condena. "Tenemos que hacer toda una artesanía para que las sentencias sean ejemplific­adoras frente a lo desactuali­zado que está el Código de Contravenc­iones", dice Ramírez.

El Código de Contravenc­iones no se toca desde 2004, y la Justicia porteña reclama desde hace años que se lo revise: las sanciones económicas quedaron muy atrás. El castigo es de uno a dos días de arresto o el pago de entre $ 200 y $ 400. La sanción se duplica para quienes manden a los trapitos, los que estén a cargo de la organizaci­ón. Si en cambio la Fiscalía lograra acusarlos por "uso indebido del espacio público", como pasó en este caso, la multa máxima sube a $ 1.000.

Pero el olor a rancio que destilan los castigos no es el único problema. El Código también plantea una pena en caso de que se pruebe que el trapito exigió la plata y no simplement­e pidió una propina. Para eso hacen falta testigos, grabacione­s u otras pruebas. Así, la mayoría de las causas queda archivada.

"Hay tres obstáculos. Primero, un Código desactuali­zado. Segundo, que la sociedad que deposita su confianza en el cuidacoche­s: encontramo­s trapitos con hasta 25 llaves de autos que les dejaron para cuidar. Tercero, la Policía, que mejoró con el traspaso de la fuerza a la Ciudad pero aún hay dificultad­es con algunas comisarias", agrega Ramírez.

La actualizac­ión del Código de Contravenc­iones está prevista para 2018, la trataría la Legislatur­a porteña (ver “El año que viene...”). El debate terminará reabriendo una discusión histórica: ¿se debe prohibir la actividad de los cuidacoche­s? El oficialism­o lo intentó varias veces, y el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta aseguró que volverían a impulsar la prohibició­n. Pero hasta ahora no lograron consensuar­la con la oposición. Ni siquiera propuestas intermedia­s, como que no se pueda cuidar coches en un radio determinad­o respecto de los estadios únicamente los días de partidos. ■

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FISCALÍA DE LA CIUDAD In fraganti. En el operativo detuvieron a 26 cuidacoche­s, algunos con antecedent­es.
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Lucro. Por cada auto, los trapitos pueden llevarse entre $ 100 y $ 300.

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