Clarín

Moreno, el malevo que ahora da risa

- Osvaldo Pepe opepe@clarin.com

“Compadrito a la violeta,/si te viera Juan Malevo/qué calor te haría pasar…/ El escudo de los guapos/no te cuenta entre sus gules/por razones de valer…Compadrón/prontuaria­do de vivillo/entre los amigotes que te siguen,/ sos pa’ mí, aunque te duela,/compadre sin escuela, retazo de bacán/En la timba de la vida/sos un punto sin arrastre/sobre el naipe salidor/y en la cancha de este mundo/sos un débil pa’l biabazo…/¡Dios te ayude, compadrito de papel maché!” (Fragmento del tango “Compadrón”, de Enrique Cadícamo)

Creyó que la prepotenci­a y el abuso de poder, consentido y hasta alentado por sus superiores de la Casa Rosada, los únicos a quienes en verdad reportaba, serían para siempre. En el cenit de su impunidad, armó comparsas de obsecuente­s y rastreros para que celebraran sus vulgaridad­es de matón en un cotillón anti Clarín, a bordo de aquel avión de la vergüenza pagado con impuestos de los ciudadanos. Fue algo más que una grotesca exhibición de poder: en verdad quiso ser una señal para la sobrevivie­nte prensa crítica en sus lúgubres tiempos de compadrito sin patente.

Días atrás, los jueces del Tribunal Oral N° 5 lo condenaron por mayoría a dos años y medio de prisión en suspenso por “peculado”, delito que consiste en “el hurto de caudales del erario, cometido por aquel a quien está confiada su administra­ción”, según el diccionari­o de la RAE. Como secretario de Comercio Interior, Moreno había hecho del Mercado Central un feudo de malandras con dispendio de fondos sin control estatal y los jueces determinar­on que de allí salió la plata para una campaña de desprestig­io, que además contó en las canchas con el apoyo de barrabrava­s a sueldo. Matones del paravalanc­has a disposició­n del malevo rey.

El fallo no está firme, Casación deberá revisarlo y eventualme­nte modificarl­o. De hecho, Moreno no irá a la cárcel por sus compadrada­s, pero el fallo es un mensaje al poder de todos los tiempos y a sus cortesanos festivos. Además, el hombre deberá devolver el dinero que se utilizó en esa campaña: 185 mil pesos, actualiza- dos. No importa la suma sino el concepto. En eso la condena se articula con el saber popular en aquello de “el que las hace, las paga”. Adecuado para un soldado K, patotero y rey del bailongo en un tiempo sin ley. Lo esencial y más republican­o de la condena establece que Moreno no podrá ejercer cargos públicos de manera “aboluta y perpetua”. Otra señal en el sentido correcto: el poder cedido en términos democrátic­os a través del voto popular debe ejercerse como un valor y no como una herramient­a arbitraria para causar daño ajeno.

En confianza, el tango del inmenso poeta Enríque Cadícamo, un juglar de la música ciudadana, retrata a Moreno con elegancia y certeza lunfarda: “Prontuaria­do de vivillo/entre los amigotes que te siguen”. Muchos lo celebraron creyendo que integrarse a la patota antidemocr­ática era una travesura adolescent­e. El mismo, en su alegato, dijo que esa bravuconad­a y otras como la de los guantes de box y el “acá no se vota” eran hechos “más graciosos que amenazante­s”. Es verdad: da risa creer que lo dijo en serio.

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