“Pepe”, el ladrón juvenil que terminó asesinando a dos policías héroes
Los dos agentes impidieron que tomara a tres chicos como rehenes para eludir una persecución. Un tercer policía mató al delincuente, que tenía antecedentes desde adolescente.
Los 90 disparos dejaron marcas en el piso, en las paredes, en los autos y entre todos aquellos que este martes fueron testigos de la tragedia que todavía ayer conmovía a Liniers: dos policías asesinados en pleno acto heroico sobre la calle Lisandro de la Torre al 500 y un delincuente -que también terminó muerto- apodado “Pepe” que carga con un prontuario que data desde su adolescencia.
El capítulo final empezó cuando el inspector Christian Lescano (45) dio el primer empujón a “Pepe”. Vio de refilón a dos hermanos de 16 y 15 años tratando de proteger a su hermana menor, de diez meses, que estaba adentro de un Renault Clio negro al que quería meterse el delincuente al que venía persiguiendo. No dudó: saltó encima de él para mpedir que escapara tomando de rehenes a los chicos. Pero ese movimiento le costó la vida. El asaltante, un hombre de Villa Cildañez, le quitó el arma en la pelea y le disparó tres veces a matar.
Enseguida, el delincuente tiró contra el compañero de Lescano, el oficial Julio Gómez (47), que murió poco después de recibir los balazos.
Alberto Alejandro Alegre (“Pepe”, 35), en tanto, cayó herido cuando un tercer policía intervino en la escena. Todo duró apenas unos minutos, pe- ro terminó con los dos policías y el asaltante muertos.
Cuando supieron que habían matado a dos policías, en Villa Cildañez pensaron en “Pepe”. El hombre de 35 años pasó por institutos de menores y ya había estado preso por otras causas de robo e incluso, según Télam, por un homicidio.
“Yo trabajo legal, pero de vez en cuando me mando alguna”, repetía cuando le preguntaban en qué andaba. “Era un pibe muy loco. Estaba cansado de estar preso. Buscó la vida de trabajar legal pero se quejaba de que no lo tomaban y ganaba dos mangos”, dijeron ayer quienes lo conocieron en el barrio. La semana pasada le robaron una moto que se había comprado. “Estaba loco, siempre andaba a los tiros”, confiaron. Era un “cañero”, como se les dice en la jerga a los ladrones que usan pistolas
Lescano y Gómez eran compañeros en la comisaría N°54 de la Policía de la Ciudad desde octubre de 2015. El martes estaban haciendo una recorrida en un patrullero por la calle Tuyutí, en Liniers, cuando vieron un auto sospechoso alrededor de las 18. Ese Peugeot 208 negro -comprobaron- tenía pedido de captura porque era robado y le dieron la voz de alto.
Como el coche no se detuvo, con Gómez al volante del patrullero lo chocaron en Tuyutí 6570 para obligarlo a frenar. El conductor, conocido como “Pepe” de Villa Cildañez, bajó y quiso escapar corriendo. Ahí empezó la persecución que tendría el peor final.
“Mi mujer dejó a los tres chicos adentro del auto. Bajó cinco minutos a hacer una compra en el supermercado chino. El delincuente venía corriendo y trató de entrar al auto, pero no pudo porque estaban las puertas trabadas. Mi hija de 16 quiso bajar a la nena más chiquita (de 10 meses), que estaba en el asiento de atrás. No sé cómo salieron porque ni ellos saben. Cuando abrió la puerta, se des- trabó el sistema de seguridad, por eso se pudo meter”, relató el padre de los chicos que vieron el tiroteo a centímetros. Y detalló a un móvil de TN: “Ahí el ladrón se subió y mi hija sacó a la más chiquita. El tipo se quedó forcejeando con el del medio. Ya estaba adentro del auto cuando se metió el policía. Ellos bajaron y pasó todo, a medio metro”.
Con algo de resignación, mientras intentaba arrancar su auto, concluyó: “Tenemos que agradecer, como últimamente que hay que agradecer, que uno queda con vida”.
“Pepe”, que tenía una camiseta de la Selección Argentina al momento del hecho, no estaba armado, pero fue en medio del forcejeo con Lescano que le quitó el arma, lo mató de tres disparos en la cabeza y empezó el tiroteo. Cayó muerto en la puerta del supermercado chino, cuando un tercer agente intervino para detenerlo.
Christian Manuel Lescano ingresó a la Policía Federal cuando tenía 21 años. Ya era padre de dos hijos cuando se calzó el uniforme y empezó a trabajar en la comisaría 10° de CABA. Llegó a la categoría de sargento 1° y en 2015 pasó a la 54° de Liniers. Christian estaba en pareja con Mabel, con quien tiene dos hijos de cinco y ocho años. Producto de una relación anterior tuvo otros seis hijos, que ahora tienen entre 28 y 14 años.
Con Julio Alejandro Gómez empezó a compartir tareas en la comisaría 54° hace tres años. Tenía tres hijos y estaba en pareja. También empezó en la Policía Federal y fue transferido a la fuerza porteña. Pasó por las comisarías 41, 50, 52 y la Dirección General de Orden Urbano.
La investigación quedó en manos de Gendarmería. Ayer realizaban las autopsias y esperaban las pericias sobre 60 vainas y 20 autos perforados. ■