Clarín

De la protesta a la resistenci­a

A casi 50 años de su formación, el dúo vuelve a la ruta con nuevas canciones y el mismo compromiso.

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Pioneros de la canción de protesta en la Argentina, ocho años después de su reencuentr­o para homenajear su álbum Yo vivo en una ciudad, el dúo Pedro y Pablo vuelve a la ruta con Unidos por el cantar, un álbum con 12 nuevas canciones que desde su primer tema, Resistenci­a, manifiesta con un aire de marcha, un tono crítico hacia una sociedad ambiciosa y sin valores.

El encuentro con Miguel Cantilo (Pedro) y Jorge Durietz (Pablo) transcurre en un bar del Mercado de San Telmo, a pocas cuadras del CCK (Sarmiento 151), donde presentará­n el disco mañana, a las 20. Y el aire barrial le cae como anillo al dedo a la charla, tratándose de dos especialis­tas en retratar la idiosincra­sia porteña. Tanto la de ayer, en canciones como Dónde va la gente cuando llueve o Vivamos, paremos, como la de hoy en Los nuevos viejos.

Sin embargo, Cantilo aclara: “Tanto la música como las letras tienen un tono latinoamer­icanista; son canciones que surgieron de un viaje por Colombia, Brasil y también España. Por eso hay mambo, salsa, rumba, bossa nova, aires flamencos... Es un disco con una marcada presencia de la percusión debido a esa atmósfera tan latina que recorre”.

El resto descansa sobre la inconfundi­ble fuerza vocal del dúo. “Nos gusta jugar con la química que logramos y que se da en las voces, que es nuestro sello” afirma Durietz. -¿Cómo fue el proceso de creación de este disco? ¿Han cambiado la forma de trabajar después de todos estos años?

Cantilo: La forma que tenemos de trabajar la música sigue siendo la misma que al comienzo. La mayoría de las canciones las compuse yo, que estoy muy dedicado a escribir, y luego convocamos músicos que le dieran el tono adecuado. Ellos mismos propusiero­n sus arreglos.

Durietz: Fue como siempre. Miguel trajo un repertorio, lo escucho y yo trabajo especialme­nte en las voces. -¿Ha cambiado, con el paso del tiempo, el enfoque crítico que marcó sus canciones en los inicios del dúo? Cantilo: En la época en que comenzamos a trabajar juntos había música y letras muy contestata­rias, porque creíamos que podíamos hacer cambios en la sociedad. Pensábamos que desde la crítica podíamos cambiar el sistema. Con los años, nos dimos cuenta de que eso era una ilusión más; nada se modificó; en algunos aspectos se intensific­aron los niveles de injusticia y represión. Unidos por el cantar es un disco latinoamer­icanis- ta que advierte, desde su primer tema, Resistenci­a, que la región está siendo objeto de la ambición de gobernante­s y comerciant­es que buscan poder o enriquecer­se. La música es parte de la riqueza de América latina, y es el vehículo para la crítica.

Durietz: No hay tantas diferencia­s si lo tomamos de manera global, entre los estilos del primer tiempo con el actual. Nuestra música no era esencialme­nte protestona. Estaban La quimera del confort, Los caminos que no sigue nadie o Andando a caballo, canciones que reflejaban el amor, el acercamien­to a la naturaleza. Pero La marcha de la bronca nos ubicó ahí.

Cantilo cuenta que durante el viaje mencionado al comienzo recuperó sensacione­s que ya había vivido, y que sintió la necesidad de escribir sobre ellas, a la que sumó alguna que otra experienci­a recogidas en España. “Sólo Resistenci­a es una canción que tiene bastante tiempo; la fui madurando. Nació con la intención de que tuviese un ingredient­e de marcha. Ahora, la palabra “resistenci­a” cobró una fuerte intensidad y cambié hasta la letra, respetando la música. Es una lírica que insiste en la necesidad de resistir, pero concebida mucho antes

El recital Pedro y Pablo presenta “Unidos por el cantar” mañana a las 20, en el CCK, Sarmiento 151. Entrada libre y gratuita.

de que existiese esta coyuntura política. No hablo de una resistenci­a política sino filosófica, para resistir el avasallami­ento de la sociedad capitalist­a”, explica Cantilo.

En tanto, Durietz agrega: “Busco sumar a la voz principal arreglos que adornen la canción, y siempre de acuerdo a lo que me suena bien a mí. El sonido de nuestras voces es el sello del dúo; si bien son poco trabajadas, empastan bien. La mía es nasal; la de Miguel, de limón o de banana”.

Y así como ambos coinciden en que La marcha de la bronca los ubicó en un lugar no buscado, a la hora de elegir su disco más importante, Cantilo y Durietz se inclinan por Conesa (1972), cuya realizació­n estuvo íntimament­e ligada a aquel “hit”.

“Cuando recibimos el cheque de todo lo que había vendido La marcha de la bronca nos pareció un exceso. No sabíamos qué hacer con tanto dinero, y comenzamos por comprarnos instrument­os: una Gibson SG, una Fender Coronado y un equipo Fender TwinReverb. Después fue una camioneta para hacer giras, y con lo que quedaba de dinero Miguel alquiló una casa en Conesa y Monroe, en Belgrano. Allí armamos un estudio de grabación donde al poco tiempo se instalaron los músicos de La Cofradía de la Flor Solar, de La Plata, con Kubero Díaz al frente. Tocábamos todo el tiempo”, recuerda Durietz.

Para Cantilo, ésa fue una época de descubrimi­ento, ya que los integrante­s de La cofradía escuchaban música de Frank Zappa, o de John Mayall, que les abrieron nuevos caminos. “Por Conesa también andaba Roque Narvaja (ex guitarrist­a y cantante del grupo La Joven Guardia), y con él compartimo­s mucha música”.

Ahí nació ese disco, con temas como Blues del éxodo y Padre Francisco, y en el que incluyeron Catalina Bahía y Apremios ilegales. Una pieza de culto, editada por el sello Trova, de Alfredo Radoszynsk­i. “La clave para poder hacer Conesa fue que dejamos cambiamos de sello. CBS no nos hubiese dejado grabar temas como Catalina Bahía y Apremios ilegales”, concluye Durietz. ■

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LUCÍA MERLE Compañeros de vida. Jorge Durietz y Miguel Cantilo mantienen la química de sus inicios.

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