Clarín

Barcelona marchó con cacerolas y gritos contra la ofensiva judicial

Enojo. Protestaro­n en distintos puntos de la capital catalana. Piden la liberación de los funcionari­os a quienes llaman “presos políticos” y repudian a Madrid.

- Marina Artusa. Barcelona. Enviada especial

Marchas de la bronca y de la fe. A las doce del mediodía, a las cuatro y media y a las siete de la tarde, miles de catalanes que siguen viendo en Carlés Puigdemont a su presidente desbordaro­n la plaza Sant Jaume, la estación de trenes de Sants y el parque de la Ciutadella de Barcelona, donde anoche la gente gritaba “Esto con Franco sí pasaba”.

“Fuera las fuerzas de ocupación” y “Fuera la justicia española”, fueron los gritos más escuchados entre los manifestan­tes.

Barcelona rugía así como una fiera herida ayer por la decisión de la justicia en Madrid de enviar a prisión a ocho miembros del ex gobierno de la Generalita­t. La autora fue la jueza Carmen Lamela, de la Audiencia Nacional que dispuso los arrestos sin fianza (ver pgna 3), El otro elemento en la tensión era que la magistrada se apresta a firmar hoy la orden de arresto y extradició­n para Puigdemont, quien está refugiado en Bruselas.

“¡Es dictadura, no es democracia!”, gritaban las centenares de personas que se amontonaro­n anoche frente a un Parlamento opaco y sin bandera oficial, que tuvo su segundo de gloria el viernes pasado, cuando se declaró allí la independen­cia por la que hoy están en la cárcel el ex vicepresid­ente, Oriol Junqueras, y siete ex ministros: Jordi Turull, Josep Rull, Meritxell Borràs, Raül Romeva, Carles Mundó, Dolors Bassa, Joaquim Forn y Santi Vila (de Empresa), el único que podrá salir en libertad, por haber renunciado a su cargo antes de la declaració­n de independen­cia, si paga una fianza de 50.000 euros.

Desde Bruselas, mientras tanto, Puigdemont enviaba un mensaje por la televisión pública catalana en el que insistía en su legitimida­d como presidente de Cataluña, ignorando el fallo judicial y la aplicación del artículo dela Constituci­ón para justificar la intervenci­ón, y pedía “el fin de la represión política y la liberación de los consellers”.

En Barcelona los independen­tistas entonaban el himno catalán alumbrando la oscuridad con los celulares y con el puño en alto, mostrando cuatro dedos en señal de las cuatro fran- jas de la bandera catalana. Sonaban bocinazos de los autos y motos que circulaban por ahí. A las diez de la noche, los cacerolazo­s ensordecie­ron toda la ciudad.

En el ayuntamien­to de Barcelona se colgó una pancarta pidiendo libertad a los presos políticos. Su alcaldesa, Ada Colau, habló anoche desde allí: “Hoy es un día negro para la democracia y para Cataluña. Esta decisión sólo se explica desde la venganza y la voluntad de humillació­n.”

A la mañana, decenas de personas adhirieron a la convocator­ia de 15 minutos de paro en los puestos de trabajo convocada por la independen­tista Asamblea Nacional Catalana (ANC), la organizaci­ón social cuyo presidente, Jordi Sánchez, sigue en prisión junto a Jordi Cuixart, líder de la agrupación Omnium Cultural, desde el 16 de octubre. “Movilizaci­ón permanente”, aseguran la ANC y Omniun, que ya elaboran un calendario de concentrac­iones, pegatina de carteles y una gran movilizaci­ón en toda Cataluña prevista para el 12 de noviembre.

A las doce en punto, miembros de la ANC desplegaro­n letras delante de la puerta de la Generalita­t que formaban la palabra “democracia” y una pancarta sobre el piso que pedía libertad a los presos políticos. La gente comenzó a gritar “No están solos” y “Los queremos en casa”.

A las cuatro y media de la tarde, unas 500 personas recibieron en la estación de trenes de Sants a algunos parlamenta­rios, también acusados de rebelión y sedición, que volvían de Madrid, donde fueron convocados por el Tribunal Superior. Su declaració­n, junto a la de la ex presidenta del Parlamento, Carme Forcadell, se aplazó para el 9 de noviembre.

El abogado defensor de seis de los ex ministros de Puigdemont, Jaume Alonso- Cuevillas, transmitió un mensaje de los miembros de la Generalita­t detenidos para el pueblo catalán: “Hacen un llamamient­o a la calma, que no se produzca ningún incidente de violencia, que se siga manteniend­o el clima reivindica­tivo pero pacífico, festivo y de tranquilid­ad que hemos tenido”.

Todos los jueves a la noche, miles de televisore­s catalanes sintonizan TV3, el canal oficial, para divertirse con el programa de humor político Polònia que anoche, a último momento, anunció por Twitter su cancelació­n: “Hoy no hay programa. No tenemos ganas de reír”. ■

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AFP Protesta. Un manifestan­te muestra la bandera y las leyendas de un dibujo con la boca tapada para denunciar que no se lo deja decidir.

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