Un regreso esperado
El referente del teatro alternativo pondrá en escena “La liebre y la tortuga”, producida por el Cervantes.
La liebre y la tortuga es la primera experiencia del Laboratorio Teatral producida por el teatro Cervantes. También es la vuelta de Ricardo Bartís a un teatro oficial. El corte, estrenada en el Cervantes hace veintidós años, había sido la despedida de estos espacios.
Ahora regresa con un proyecto que arrancó en mayo a través de una convocatoria abierta en la que se presen- taron 970 actores. Quedaron treinta y cinco, con quienes trabajó en dos instancias: por un lado, 14 performances y situaciones simultáneas que confluyen en una improvisación grupal. “Ensayamos tres meses y medio y nos planteamos ciertos objetivos temáticos en relación al flujo entre el punto de vista y la actuación”, explica.
La idea del teatro como laboratorio remite más que a un resultado final en forma de espectáculo, a la búsqueda de formas, lenguajes. Bartís dice, sin embargo, que tiene reservas “con cualquier nombre, porque lo que hago es simple. Tengo una mirada sobre el teatro y la confrontación con las ideologías dominantes, sobre todo en la política. Siempre con cierta sensación de desencuentro de cualquier forma nomitiva. Represento, sí, al teatro alternativo, soy una expresión cabal de eso. Me daba mucho temor, y cierto pudor, la idea del ‘Laboratorio’”. La liebre y la tortuga, finalmente, es una muestra a público de un momento del proceso colectivo que arrancaron tiempo atrás. De hecho, siguen ensayando en la semana. -¿Después de “El corte” decidiste no ir a los espacios oficiales, o no te llamaron más?
-No es que decidí, nunca más me llamaron. La experiencia previa fue en el San Martín, con Hamlet o la guerra de los teatros. Siempre me cuestiona-
ron, no por el trabajo en sí, sino por las declaraciones políticas que hice en su momento contra Menem y su política cultural.
-¿Te lo hicieron pagar?
-Claro, también hubo cierto desinterés de mi lado. No me interesó acoplarme a ciertas convocatorias. O no les debo haber interesado. Las veces que me propusieron fueron cosas tan en contra de lo que hago, que las tomé como una falta de respeto..
-En el actual marco cultural del país, ¿qué valor tiene la ficción teatral? -Ahora está el apogeo de un relato liso, sin fisuras y la hipótesis de que no hay nada por afuera. Hay una estructura autoritaria y por eso es un momento importante para el teatro: ante tan alto grado de frivolización de lo real, las construcciones imaginarias y las maneras de pensar al hombre en formas más poéticas, y el teatro habla de eso. Abre posiblidades de afectación en la potencia de manifestarse. ■