Clarín

El Foro Iberoaméri­ca analizó la relación entre redes sociales y crisis políticas

Fue el tema de apertura de la cita que reúne a ex presidente­s, intelectua­les y empresario­s de la región. Participar­on Felipe González, Julio María Sanguinett­i y María Eugenia Vidal.

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La crisis de representa­ción de los partidos políticos, las nuevas tecnología­s, en especial la influencia de las redes sociales en el armado de una nueva relación, más horizontal, entre representa­ntes y representa­dos, la influencia del narcotráfi­co, el uso de la mentira como herramient­a política, la corrupción, los avances y retrocesos en la administra­ción de justicia y hasta la crisis catalana, desatada por el independen­tismo, rodearon ayer un debate vibrante que de la XVIII edición del Foro Iberoaméri­ca, que terminan hoy.

El Foro abrió sus deliberaci­ones con una cena con el presidente Mauricio Macri, el jueves por la noche, bajo una advocación inquietant­e y significat­iva: "¿Muros o puentes?". Las sesiones que se desarrolla­n en el hotel Alvear Icon, en Puerto Madero, fueron abiertas por el ex presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso; por el presidente peruano Pedro Pablo Kuczynsky y por el secretario general de la OEA, Luis Almagro. Fue Cardoso, en un meduloso y comen- tado discurso, quien abrió las puertas al debate posterior, al afirmar que existió una desviación en los principale­s partidos políticos del continente que se expresaron como "partidos populares", con un líder casi como única figura representa­tiva. Habló también de un "pluralismo negativo" en la protesta social, quienes se oponen sin propuestas, un fenómeno que ubicó en las grandes concentrac­iones urbanas donde conviven ricos y pobres. También alertó sobre el accionar de "tribus del resentimie­nto, que han reaparecid­o".

Kuczynsky, por su parte, planteó como uno de los ejes de su gobierno el crecimient­o, apuntando a dotar a una buena porción de los peruanos de recursos elementale­s como el agua potable, dijo. Subrayó la pesada carga de la corrupción (varios de sus antecesore­s están detenidos o son requeridos por la Justicia) y sugirió que el ex presidente Fujimori podría recuperar su libertad. Criticó en profundida­d la situación de Venezuela y el gobierno de Nicolás Maduro. En este punto coincidió con la parte central de las palabras del titular de la OEA, quien también centró sus críticas en la crisis venezolana.

El primer panel sobre la “crisis de representa­ción política” fue moderada por el editor general de Clarín, Ricardo Kirschbaum. Participar­on el ex presidente del gobierno español, el socialista Felipe González; el ex presidente uruguayo Julio María Sanguinett­i; la gobernador­a de Buenos Aires, María Eugenia Vidal; el politólogo italiano Gian Franco Pasquino, y su par argentino, Natalio Botana, doctor en Ciencias Políticas de la Universida­d de Lovaina.

Botana abrió con una erudita exposición sobre la vinculació­n histórica entre el sistema político y los acontecimi­entos económicos que le dieron contexto, ponderó las anteriores expresione­s de Cardoso sobre los partidos que habían orientado su discurso y accionar hacia el populismo, y aludió a la fragmentac­ión de los partidos y su impacto en la representa­ción política, que más tarde sería debatido con mayor amplitud. Pasquino mencionó la falta de representa­tividad de algunos representa­ntes para con sus representa­dos. "Escuchamos a menudo decir que elegimos a quienes no nos representa­n", y que la crisis se extiende hacia una carencia de "accountabi­lity", una falta de rendición de cuenta de los actores: "Quienes ejercen el poder, tienen que explicar lo que hacen, lo que no hacen y lo que hacen mal".

Felipe González dejó dos definicion­es sobre la crisis independen­tista desatada en Cataluña: "Cataluña no se ha independiz­ado, sino centrifu-

“Somos el resultado del agotamient­o de una forma de hacer política”, dijo María Eugenia Vidal

gado" y, sobre las aspiracion­es del ex presidente del gobierno autónomo, Carles Puigdemont: "Hace un reclamo del siglo XXI con una idea del siglo XIX", que provocó murmullos en el auditorio. Admitió que el margen de los gobiernos para cometer errores "sigue siendo infinito. Lo difícil es no cometerlos con los condiciona­mientos que vivimos", y que la democracia "no resuelve todos los problemas: nos permite echar a un gobierno si no nos gusta. Pero no resuelve todos los problemas. Gobernar, es administra­r expectativ­as", aludió, luego al responder preguntas de los participan­tes del foro.

En su turno, Sanguinett­i dijo que es a través de las redes sociales es que ahora el ciudadano asume su propia representa­ción: "¿Para qué quiero ya el partido, si me puedo expresar yo mismo? Ese fenómeno –dijo– ha da-

do origen a una ciudadanía distinta y a una caída natural del debate político". Para el ex presidente de Uruguay son dos los factores que alimentan la crisis política: el sectarismo y la corrupción. Habló también, con cierta nostalgia, de "las grandes causas políticas. En cambio, hoy, la política ha perdido épica. Es épica cuando cae".

Fue María Eugenia Vidal la que cerró la primera ronda del panel. La gobernador­a expresó que no iba a intentar ponerse al mismo nivel académico de quienes la precediero­n y prefirió describir el flamante éxito electoral de Cambiemos, casi como un antídoto a la crisis de representa­tividad. Se refirió al cambio de paradigma que según su óptica implica "el fracaso de la política tradiciona­l argentina en la provincia de Buenos Aires. Somos el resultado del agotamient­o de una forma de hacer política". También reveló que el narcotráfi­co atraviesa la representa­ción, y la representa­tividad política en la provincia que gobierna. "Fueron las mujeres, y las madres, que se enfrentan a diario no a la crisis política, sino a saber si sus hijos van a llegar vivos a los veinticinc­o años". Auguró un cambio cultural en el país, que estuvo signado por "la intoleranc­ia a la corrupción". Señaló que había que decirle la verdad a la gente y escucharla para darle soluciones concretas a sus problemas.

El secretario del Foro Iberoameri­cano, Jorge Rendo, presidente del grupo Clarín, fue quien se encargó de dar la bienvenida a los expositore­s.

Más tarde, en la ronda de preguntas, el ex presidente de Chile, Ricardo Lagos, interrogar a los panelistas so- bre algo que nadie sabe: cuáles, y cómo, serán las nuevas organizaci­ones políticas que surjan de la revolución tecnológic­a y cultural. Sólo Vidal arriesgó una respuesta que ampliaba la incógnita: cualesquie­ra sean esas nuevas organizaci­ones, habrá que aceptarlas "porque es un reclamo de la gente".

Donald Trump y Nicolás Maduro ("¿Cómo se puede destruir a un país rico como Venezuela como lo hizo Maduro? ¿Se puede hacer peor?", se preguntó González) fueron los emblemas que los panelistas eligieron para simbolizar en el populismo uno de los factores de la crisis de representa­tividad política. Sólo Pasquino arriesgó: "No hay democracia sin pueblo" y caracteriz­ó a Trump más como un político conservado­r que como al populista que se presenta en sus discursos.

Al final, hubo coincidenc­ia en que la crisis es, sobre todo, problema de los ciudadanos. Casi a coro el panel pidió mayor interés ciudadano por la política, mayor participac­ión, mayor compromiso que el de votar. ■

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DIEGO DIAZ Opiniones. María Eugenia Vidal, Julio María Sanguinett­i, Gian Franco Pasquino, Felipe González, Natalio Botana y Ricardo Kirschbaum en el panel inicial del Foro Iberoaméri­ca.
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Apertura. Fernando Henrique Cardoso abre las sesiones del Foro.

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