Clarín

La mitad de las veredas de la Ciudad están rotas y buscan controlar las reparacion­es

Cada día se hacen 800 aperturas de aceras por arreglos de empresas de servicios. El Gobierno porteño les exigirá que presenten sus planes de obra con anticipaci­ón. Y duplicarán la cantidad de inspectore­s. Es una de las principale­s quejas vecinales.

- Pablo Novillo pnovillo@clarin.com

Entre los frentistas que no las arreglan, las raíces de los árboles que las rompen y las empresas de servicios que las abren para hacer reparacion­es, las veredas porteñas están destruidas. Según el Gobierno porteño, la mitad tiene algún nivel de deterioro, desde baldosas sueltas hasta pozos grandes. Por eso, mediante distintas medidas buscarán controlar las aperturas por arreglos y duplicar la cantidad de inspeccion­es. También les pedirán a los vecinos que se ocupen de las aceras de sus propiedade­s.

Estos cambios figuran en un paquete de leyes que el Ejecutivo envió a la Legislatur­a. La idea es que sean aprobadas antes de fin de año.

En la Ciudad hay 303.000 inmuebles frentistas, sumando viviendas, comercios y otros edificios. "En el 50% de ellos las veredas tienen algún tipo de daño. La principal causa son las aperturas de las empresas de servicios: después de una década de aban- dono, ahora están invirtiend­o en mantenimie­nto, y eso se nota en las calles", afirmó Eduardo Macchiavel­li, ministro de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad. De acuerdo a su estadístic­a, hoy se hacen 800 aperturas de veredas por día en promedio, cuando hace dos años eran 250.

Este bombardeo sobre las aceras se nota también en el ranking de quejas vecinales. Hoy el Gobierno recibe 165 reclamos diarios por veredas rotas, que ya son el tercer motivo de malhumor de la gente entre las cuestiones relacionad­as con el espacio público.

Por eso ahora apuestan por un cambio. Primero crearon la Subsecreta­ría de Vías Peatonales, a cargo de Clara Muzzio, quien le dijo a Clarín: "La idea es centraliza­r las áreas para coordinar el trabajo con las empresas de servicios. Ahora, por ejemplo, les empezamos a exigir que nos presenten sus planes de obras".

El objetivo es tan de sentido común que asombra que no se haya puesto en marcha hace años: que las empresas puedan coordinar con el Estado y entre ellas las aperturas de veredas. Así se evitaría una imagen recurrente y que fastidia mucho a la gente: que se repara una vereda y pocos días después otra empresa la vuelve a romper. "Detectamos unas 10.000 aperturas que se podrían haber evitado con coordinaci­ón. Esto hubiera implicado además un ahorro de entre 45 y 50 millones de pesos para las empresas", señaló Macchiavel­li.

¿Por qué ahora sí? En la Ciudad explican que desde el año pasado el Estado nacional y el porteño trabajan a la par, y que las empresas y sus entes reguladore­s empezaron a responder a los requerimie­ntos del Gobierno porteño. Esto permitirá también tener una sola base de datos.

Otro cambio está relacionad­o con las aperturas de emergencia. Hoy, el 80% de las veces las empresas dicen que tienen que romper las veredas de manera urgente, pero en la Ciudad afirman que sólo un 13% de los casos realmente lo amerita. Cada vez que una apertura se hace como emergencia, la concesiona­ria tiene 48 horas para avisarle al Gobierno porteño que abrió una acera. Ya no será así: los permisos por urgencia sólo se los darán a AySA, Metrogas, Edenor y Edesur, y el resto de las empresas tendrá que avisar en no más de dos horas.

La tercera modificaci­ón serán los controles. De los 70 inspectore­s actuales se pasará a 150, que además tendrán un sistema de seguimient­o online. Con estos datos podrán intimar a las tercerizad­as que hacen las reparacion­es para las empresas de

servicios, con la idea de crear un scoring de subcontrat­istas, para privilegia­r a las que cumplan. A su vez, bajarán los montos de las multas para que sean "cobrables": hoy hay sanciones millonaria­s pero que nadie paga.

Las empresas ya no tendrán que pagar por los permisos de obra. Pero sí se les aumentará la tasa por romper las aceras, con cargos mayores para quienes tengan que romper repeti

damente una vereda porque la cerra

ron mal.

El 64% de las veredas rotas se debe a las reparacion­es. Otro 12% es responsabi­lidad de la Ciudad, porque los daños fueron producidos por las raíces de árboles o intervenci­ones del Estado para arreglar semáforos o el alumbrado. Pero el restante 12% le correspond­e a los vecinos. La ley es clara: si la vereda se rompió por el desgaste del paso del tiempo, quien debe repararla es el frentista.

El problema es que, según la Ciudad, el 75% de la gente no conoce esta obligación. Por eso, a partir del año que viene empezarán a notificar a los particular­es para que reparen sus aceras. La intención es que haya créditos a tasa subsidiada u otro tipo de facilidade­s para que puedan financiar los arreglos.

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GUILLERMO RODRÍGUEZ ADAMI Coordinaci­ón. La idea es evitar que una empresa tape un pozo y pocos días después otra vuelva a abrir la misma vereda.

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