Clarín

El misterioso final de un turista francés descuartiz­ado y por el que nadie reclama

Parte de sus restos fueron hallados en un campo de las afueras de El Bolsón. Cuatro meses después, permanecen en la morgue de Bariloche. La investigac­ión está paralizada.

- Claudio Andrade bariloche@clarin.com

En la morgue de Bariloche permanecen los restos mutilados de Nelson Moreira da Silva (36), un turistas francés de origen portugués que encontró una muerte horrorosa hace cuatro meses a las afueras de El Bolsón. Nunca se halló la totalidad de su cuerpo, que apareció descuartiz­ado el 7 de julio pasado en un área rural ubicada a siete kilómetros de la localidad cordillera­na.

Las preguntas que rodean su caso, se multiplica­n y adquieren un tono misterioso. ¿Fue asesinado en una transacció­n fallida por drogas? ¿Terminó siendo la víctima de un animal hambriento en el duro invierno de la Patagonia? ¿Se usó su cuerpo como parte de un ritual satánico? Las respuestas no abundan.

Hasta el día de hoy sus familiares no han reclamado los restos de Moreira da Silva porque no pueden afrontar los costos del traslado hasta Francia, donde residen. Días antes del descubrimi­ento estuvieron en El Bolsón el padre, Alcido da Silva Alcindo, y el hermano, Daniel da Silva, pero ambos permanecie­ron muy breve tiempo porque no tenían dinero para solventar su estadía en la Cordillera. Tampoco se iniciaron gestiones diplomátic­as desde París.

Según informaron fuentes del caso a Clarín, la investigac­ión, a cargo del fiscal Francisco Arrien, se encuentra hoy paralizada. No hay pistas. No hay sospechoso­s. Tampoco posibles móviles. “(No existe confirmaci­ón de) si a Nelson lo mataron o murió congelado tras extraviars­e en el bosque durante esos días de nevadas intensas”, declaró el fiscal, dejando abierta la posibilida­d de que, luego de muerto a causa del frío, una persona o un animal pudieran haberlo atacado.

Hasta ahora solo se sabe que el turista llegó a El Bolsón el 12 de junio y se alojó en el Hostel Joy de esa ciudad durante tres noches. Desde hacía años planificab­a recorrer la Patagonia y tenía un interés especial en esa localidad rionegrina, famosa por albergar a varias generacion­es de amantes de la naturaleza.

El joven se alojó entre el 12 y 14 en el hostel, un espacio al que suelen llegar visitantes de todo el mundo y en donde establecer relaciones es parte de la tradición. Pero Moreira da Silva no se acercó a los demás turistas. “Aquí la gente se hace amigos, pero él era poco social. Entraba, se metía en la habitación y después salía a la noche. Esto lo repitió los días que estuvo”, recordó a Clarín Juan Carlos Salvador, dueño del lugar.

El hospedaje está ubicado en pleno centro de la localidad. Justo cerca de una de las principale­s estaciones de servicio. Sin embargo, Moreira da Silva apareció a siete kilómetros de allí, en un campo ocupado por baqueanos, hippies y anarquista­s que se conoce como “Tierra y Dignidad”.

La última ocasión en que los chicos que atienden el hostel vieron al francés, llevaba la barba larga con que lo conocieron a su arribo desde Bariloche. La misma con la que se lo muestra en la foto que se utilizó para intentar dar con su paradero. “Salió con barba de aquí, sí, sí tenía barba”, confirma Salvador. Sin embargo, cuando su cráneo fue recuperado, “no tenía bello facial”, según confirmaro­n fuentes de la investigac­ión. Otro de los tantos enigmas que rodean al caso.

Alrededor de 10 días después de que salió del hostel con destino desconocid­o, el perro de un baqueano apareció con la cabeza en su hocico en un sector lindante a la casa de un poblador rural, también habitante del predio “Tierra y Dignidad”, ubicado en el kilómetro 1922 de la ruta 40.

El hombre hizo la denuncia a la Policía y horas más tarde agentes de la comisaría 12° encontraro­n a 200 metros de la vivienda los miembros inferiores del joven. Desde entonces poco y nada se ha avanzado al respecto.

Las impactante­s fotografía­s policiales permiten entender que habría sido cortado en dos con un elemento muy filoso o quizás por el accionar de un animal fuerte. El cadáver no evidencias mordeduras o desgarros. Fue partido en dos limpiament­e. Los jeans y los zapatos lucen intactos. Sin señales de tierra o barro en pleno invierno patagónico.

“Son una familia que no tiene dinero. Los ayudé todo lo que pude pero ellos no están en condicione­s de asumir los costos de todo el proceso. Aun así, mi intensión es retomar el caso y tratar de que el Gobierno francés pueda ayudar a traer el cuerpo”, le indicó a este diario la abogada francesa Deborah Roillette.

Las hipótesis se han disparado en la zona desde entonces, en un caso que quedó opacado por la desaparici­ón de Santiago Maldonado en Cushamen, a pocos kilómetros de El Bolsón.

Algunas teorías vinculaban al francés con el tráfico de drogas, aunque su padre, el hermano y su pareja descartaro­n de plano que estuviera involucrad­o en este tipo de actividade­s. Los habitantes de la zona temen que pudo ser víctima de un “ritual satánico”. “La Policía argentina parece, a lo mejor, no querer ocuparse del caso y ayudar a una novia y a una familia desesperad­a, y a lo peor, esconder las pistas, falsificar las pruebas, y ocultar un crimen”, denunciaro­n los familiares en un comunicado.

Hasta el momento no se encontraro­n los brazos y el torso de Moreira da Silva. Esto también dificultó el proceso de identifica­ción, que llevó 21 días, ya que ante la falta de huellas dactilares fue necesario hacer un análisis de ADN.

Recién el 10 de agosto el dueño de un complejo de cabañas, ubicado a la entrada de El Bolsón, encontró intacta la mochila en la que el turista llevaba su celular, dinero y documentos, al interior de un tanque de agua, mientras hacía una limpieza de rutina. De este modo quedó descartado, al menos parcialmen­te, el móvil del robo. ■

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Víctima. Nelson Moreira da Silva (36) había viajado a Argentina con el sueño de recorrer la Patagonia.

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