Clarín

El ex presidente catalán se entregó en Bélgica

Quedará en libertad hasta que se decida su extradició­n.

- BRUSELAS. ESPECIAL PARA CLARIN Idafe Martin elmundo@clarin.com

El ex presidente catalán Carles Puigdemont y los cuatro miembros de su destituido gobierno que se refugian en Bélgica huyendo de la Justicia española quedaron ayer en libertad condiciona­l tras comparecer ante un juez de instrucció­n de Bruselas. La rueda judicial que decidirá el futuro de Puigdemont se puso así en mar- cha cuando se cumple casi una semana desde que el ex presidente catalán tomó un auto en Cataluña hasta la ciudad francesa de Marsella y desde ahí un avión a Bruselas.

Puigdemont buscaba así intentar internacio­nalizar el conflicto catalán para hacer que la Unión Europea intervinie­ra (una estrategia por ahora fallida porque las puertas de las institucio­nes de la UE le siguen estando cerradas) y mejorar sus perspectiv­as judiciales. Ocho miembros de su des- tituido gobierno fueron encarcelad­os en Madrid de forma preventiva por, entre otras cosas, el miedo del sistema judicial a que sigan los pasos de Puigdemont e intenten huir del país.

Los acusados se entregaron ayer a la mañana en la sede central de la Policía Federal belga en la Rue Royale de Bruselas. El abogado de Puigdemont, Paul Bekaert, había pactado las condicione­s de la entrega con las autoridade­s policiales para evitar las imágenes de una detención policial.

Los cinco acusados fueron trasladado­s a dependenci­as de la Fiscalía de Bruselas, donde quedaron detenidos hasta que la Fiscalía los sentó ante el juez de instrucció­n. Ayer mismo éste dio curso a la orden europea de detención y entrega, el mecanismo europeo que sustituyó en 2004 a las antiguas peticiones de extradició­n.

Carles Puigdemont, Antoni Comín, Clara Ponsatí, Lluís Puig y Meritxell Serret están acusados de los delitos de rebelión, sedición, malversaci­ón de fondos, desobedien­cia a la autoridad y prevaricac­ión. Los acusados pidieron que el proceso fuera en neerlandés. Es la lengua materna del abogado de Puigdemont, pero también hacía más probable que el juez de instrucció­n designado fuera un flamenco. Las pocas simpatías que genera Puigdemont en Bélgica son entre los nacionalis­tas flamencos, cuya ala radical siempre ha mirado a Cataluña con interés porque su hipotética independen­cia podría sentar un precedente en Europa que podría utilizar algún día Flandes.

A partir de ahora el proceso podría alargarse hasta tres meses. El dossier pasa a la Cámara del Consejo, el tribunal de primera instancia. Ese tribunal tiene 15 días para decidir si entrega a los acusados a la Justicia española o no da curso a la euroorden. Su decisión puede ser recurrida en otras dos instancias, una Corte de Apelación y otra de Casación. El proceso al completo podría alargarse hasta febrero.

Puigdemont alega que no quiere evitar la acción de la Justicia, sino de la Justicia española porque considera que está politizada. Pero Bélgica no se queda atrás. El pasado domingo, el viceminist­ro de Inmigració­n y Asilo Theo Francken adelantó que estudiaría una petición de asilo. El lunes llegó Puigdemont a Bélgica.

Francken pertenece, como otros miembros del Gobierno belga, al partido nacionalis­ta flamenco N-VA, una de las tres fuerzas políticas del Ejecutivo. Los nacionalis­tas flamencos llevan años apoyando al nacionalis­mo catalán porque consideran que podría ser un precedente para ellos.

Ante la crisis interna que empezaba a desatar el caso Puigdemont, el primer ministro Charles Michel exigió a todo su Gobierno, según contó el diario Le Soir, que mantuviera­n el silencio sobre todo lo relativo a la crisis catalana. A Michel no le hicieron caso alguno.

El alcalde de Amberes y líder del NVA Bart De Wever dijo ya el jueves que Puigdemont “siempre será bienvenido” y ayer recordó en la red social Twitter que los ejércitos españoles saquearon su ciudad hace…441 años. La oposición socialista liderada por Elio Di Rupo vio en el caso Puigdemont una forma de atacar al Gobierno de Michel.

Di Rupo decía ayer que, sin apoyar a Puigdemont, considera que el presidente español Mariano Rajoy es un fascista si el ex presidente catalán acaba en prisión. El ministro del Interior Jan Jambon (también miembro del N-VA) dijo ayer a la televisión local que Puigdemont no hizo nada incorrecto y que se limitó a aplicar su programa político. Olvidó decir que lo hizo violando las leyes españolas e incluso el Estatuto de Autonomía catalán.

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Declaració­n. La figura del ex presidente catalán, Carles Puigdemont, fotografia­da a través de la ventana de la fiscalía en Bruselas luego de entregarse a la policía de Bélgica. AFP

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