Cautela y silencio político en Cataluña tras el arresto del ex presidente Los partidos independentistas arman estrategias para los comicios regionales del 21 de diciembre.
El afiche, que parece de una película de acción, incluye los retratos, casi todos perfilados y en tinta, de los ocho ex miembros de la Generalitat más los dos líderes de las organizaciones sociales independentistas que están en prisión. Ayer a la mañana, mientras este afiche que grita “libertad para los presos políticos” tapizaba la Plaza Universidad de Barcelona -y tantas otras plazas de esta ciudad y de toda Cataluña- y mientras decenas de personas gritaban “No tenemos miedo”, el ex presidente Carles Puigdemont llevaba dos horas en el cuartel de la Policía Federal de Bruselas. Entró sereno, caminando, junto a los cuatro ex ministros con los que se refugió en la capital belga el lunes pasado, antes de que se emitiera la orden de detención en su contra.
La montaña rusa en la que vive Cataluña desde hace más de un mes desorienta a los independentistas que, por más fieles que sean a las convocatorias de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y de Òmnium Cultural - las dos organizaciones sociales independentistas que tienen muy aceitado el mecanismo de estimular a la gente para que salga a las calles- viven desfasados de la realidad: la con- centración de ayer en las plazas para distribuir carteles y empapelar Cataluña con los rostros de los encarcelados perdió vigencia en cuanto se supo que Puigdemont y los ex consellers habían comparecido voluntariamente ante la Policía Federal belga.
Los portavoces de ANC y de Òmnium no quisieron hablar sobre la situación de Puigdemont en Bruselas. “Puigdemont y su ex consellers no son prófugos de la justicia, sino que han ido a Bélgica para internacionalizar el conflicto”, se limitó a insistir Marcel Mauri, portavoz de Òmnium.
Mientras trascendía que Puigdemont, detenido, debía declarar ante el juez belga, su partido, el PDeCAT (Partido Demócrata de Cataluña), celebraba su reunión de consejo en la Universitat Pompeu Fabra aquí, en Barcelona. Desde allí, ningún miembro del partido que lidera el ex presidente catalán Artur Mas ha querido opinar sobre la decisión de Puigdemont de comparecer ante la justicia belga. Se supo que la defensa del destituido jefe del Ejecutivo catalán pactó con la Fiscalía que se presentara voluntariamente.
La coordinadora general del PDeCAT, Marta Pascal, sólo quiso hablar del deseo del partido de que Puigdemont encabece la lista independentista que se presentaría en las elecciones del 21 de diciembre que con- vocó el gobierno nacional de Mariano Rajoy como parte de la intervención en Cataluña, prevista en el artículo 155 de la Constitución. “Queremos que el presidente Puigdemont lidere este gran desbordamiento que haremos de las urnas. Esta tristeza lo único que podemos hacer es reconvertirla en fortaleza, coraje y determinación para hacer exactamente lo que hemos venido a hacer”, dijo.
Cataluña, atónita, sigue la vidriosa agenda pre-electoral de los partidos independentistas. De muy alto impacto es proponer como candidato a un ex presidente del cual no se sabe cuál será su destino. Ni político ni judicial.