Clarín

CON EL BRILLO DEL METAL

- Adriano Mazzeo Especial para Clarín

Megadeth, Anthrax (foto) y Rata Blanca se lucieron en Monsters of Rock, el festival que se realizó en Tecnópolis.

La renovación del romance del público argentino con Dave Mustaine y Megadeth; la confirmaci­ón de Rata Blanca como una banda inoxidable del metal nacional; Anthrax como un aperitivo de lujo: estos fueron los puntos más altos de la octava edición argentina del Monsters of Rock, que se realizó el sábado en el microestad­io de Tecnópolis.

Con un pequeño retraso según el horario oficial, Anthrax subía a escena para dar comienzo al desfile de peso pesados por el escenario de Tecnópolis, y no podían hacerlo de manera más avasallant­e. La tríada ini- cial con Among The Living, Caught in

a Mosh y Got the Time generó un revuelo en el campo del microestad­io y la aceleració­n de los miles de corazones thrashers que lo habitaban. El quinteto neoyorquin­o, parte importante de la avanzada crossover que dotó al heavy metal y el thrash de distintas sonoridade­s –hip hop, hardcore, alternativ­o- durante los años ‘90, mantiene su sello de calidad signado por un sonido milimétric­o y filoso al mismo tiempo que contundent­e y orgánico.

Es llamativo el descollant­e estado

de la voz de Joey Belladonna; los dos líderes de la banda, Scott Ian (guitarra y voces) y Charlie Benante (batería), siguen hambriento­s comandando el barco y logrando que cada show de Anthrax se viva como si fuese el último. Con una lista de temas que fluctuó entre hits ( Indians, Madhouse, Antisocial) y novedades incluidas en

For All Kings (de 2016) dejaron la vara altísima, todo un desafío para quienes cubrirían el escenario en la próxima hora: el grupo de metal más internacio­nal del país, Rata Blanca.

El paso del tiempo y el alejamient­o de ciertas posturas polémicas le hicieron muy bien a Rata Blanca. Walter Giardino, Adrián Barilari y compañía no olvidan su valioso nivel de profesiona­lismo y siguen capaces de dar shows de alta calidad en términos de audio, puesta en escena y ejecución. A pesar de que el título del tema que abrió el show ( Los chi

cos quieren rock) suene un tanto ingenuo y sonrojante, no pasa lo mis-

mo con el riff que lo define: un tributo al hard rock más sucio y callejero de la escuela AC/DC coronado con un efectivo estribillo en la vena del rock ‘n’ roll salvaje de los primeros Mötley Crüe. Luego de comenzar a todo o nada, la banda se acomodó en su juego y despachó sus infaltable­s canciones “que sabemos todos” como La leyenda del hada y el mago, Guerrero del ar

co iris o Agord, la bruja, redondeand­o poco más de una hora de intenso y sofisticad­o rock metálico.

Pasadas las 21.30, llegó el gran cierre a cargo de Megadeth. Dave Mustaine, su cantante, guitarrist­a, fundador y líder indiscutid­o, tiene una estrecha relación con sus fans locales, quienes lo reverencia­n sin mediar razón. Si bien está claro que Mustaine hizo méritos para tener semejante pleitesía (supo reordenar su vida luego de ser expulsado de Metallica y formar una de las bandas más grandes del metal; es el creador de Rust In Pea

ce, quizá el mejor disco del thrash metal), es llamativo que el vínculo se mantenga intacto desde diciembre de 1994 -cuando Megadeth entregó cinco shows memorables en el Estadio de Obras- ya que la banda nunca pudo retomar el nivel de brillo del mencionado álbum o su posterior Countdown to Extinction.

Mustaine es un tipo que, más allá de declaracio­nes desangelad­as o algún que otro desafine en su voz, se suele salir con las suyas ¿Cómo lo logra? Por un lado eligiendo bien a sus nuevos laderos (excelente actuación del brasileño Kiko Loureiro en guitarra) y fundamenta­lmente con esas canciones incontesta­bles que son Hangar 18, Symphony of Destructio­n, Tornado of Souls o Holy Wars… The Punishment Due, nada más ni nada menos que sus personales “goles a Inglaterra” que lo eximen de (casi) toda crítica y lo enmarcan para siempre en el lugar de un semi Dios del metal. Para Megadeth también, lo hecho, hecho está. Y está bien hecho.

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 ??  ?? Aperitivo fuerte. Anthrax dejó la vara alta para los que tocarían luego.
Aperitivo fuerte. Anthrax dejó la vara alta para los que tocarían luego.
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Romance. El del Dave Mustaine con el público argentino.

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