Graciela Sacco, una artista de fronteras
Rosarina, de 61 años, sus temas centrales fueron migraciones, el conflicto social y la violencia.
Fuerte, vital, enérgica, sensible, delicada son algunas de las palabras que me asaltan al pensar en Graciela Sacco. Su trabajo sostenido y consecuente, desde muy joven, marcó una posición muy bien definida dentro del campo del arte. ¿Cómo hacer desde un sitio específico como el del arte para interpelar la realidad? Una pregunta que rondó su obra, con la que fue ensayando numerosas respuestas capaces, cada una de ellas, de intervenir en coyunturas precisas abriendo polémicas: como cuando impuso sus Bocanadas en las calles de Rosario primero, y de otras ciudades luego, a partir de comienzos de los ‘90 o cuando con dedo acusador pregunto una y otra vez “¿Quién fue?”.
Ahora, en el marco de las acciones BIENALSUR dispersándolo por todo el territorio. Bocanadas que cruzaron océanos para sumarse a Sublevaciones, el proyecto que desde el Jeu de Paume y Muntref llevo adelante Georges Didi-Huberman recientemente y se puede ver ahora en San Pablo, o que reclamaron desde los muros del Bulevard Raspail en la última exposición de foto latinoamericana en Paris, ante la mirada de los intelectuales que salían de la Ecole de Hautes Études, Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales. O aquellos ojos que sondeaban al paseante de Venecia durante la Biennale y que aún espían desde los escalones del antiguo Hotel de inmigrantes, memoria de su última exposición antológica en 2014 en el Centro de Arte Contemporáneo.
La mirada, su mirada, acechaba desde distintos frentes para capturar imágenes que luego reaparecían en forma de impreso o de video, de imagen luz o de impresión traslúcida unas veces, ópaca otras.
Su recorrido la llevó a vivir atravesando fronteras: las de las imágenes y las condiciones de las obras y su práctica artística; las de la sociedad y las diferentes condiciones de existencia que impone; las territoriales, haciendo de estas últimas una metáfora visual para pensar las demás. Entre fronteras, entre espacios, en tensión (admisible, como le gustaba decir), con un alto grado de experimentación continua sobre imágenes y materiales para alcanzar con ellos los recursos para situar sus ideas, Sacco construyó su poética, su presencia dentro del mundo de las imágenes.
Su mirada intensa se sostiene, a partir de ahora, desde sus obras. Es nuestra responsabilidad seguir viéndola.
*Diana Wechsler es catedrá tica de Curaduría de Arte, en la Universidad Tres de Febrero. Es Curadora en el Centro de Arte Contemporáneo del Hotel de Inmigrantes.