Un virulento cruce entre Arabia Saudita e Irán dispara el temor de una guerra regional
Riad acusó a Teherán de “acto de guerra” por el disparo de un misil desde Yemen dirigido al aeropuerto nacional. Y promete responder. Irán rechaza el cargo. Escalada sin precedentes.
Una sorpresiva y peligrosa escalada se desencadenó en las últimas horas en el Cercano Oriente, donde surgieron alarmas por el cruce entre Arabia Saudita e Irán, históricos enemigos regionales. La monarquía saudita calificó como “acto de guerra” de Teherán el lanzamiento de un misil por parte de las milicias yemenitas hutíes, apoyadas por los iraníes, sobre el aeropuerto internacional de Riad. El gobierno persa respondió que las acusaciones son “inadmisibles y provocadoras”, elevando la tensión.
El encargado de lanzar la advertencia en Arabia Saudita fue el príncipe heredero, Mohamed bin Salmán, quien está liderando una fuerte reforma interna en el país del Golfo y realizando una purga contra miembros de la monarquía y empresarios de su país. “La implicación de Irán en la entrega de misiles a los hutíes es una agresión militar directa por parte del régimen iraní y constituye un acto de guerra contra el reino”, declaró en tono bélico.
El príncipe afirmó que Riad “se reserva el derecho de responder a Irán en tiempo y forma apropiados”, porque lo sucedido fue un “acto flagrante de agresión militar”.
Estados Unidos, aliado de Arabia Saudita, salió a respaldar a la monarquía del Golfo. La embajadora de la Casa Blanca en la ONU, Nikki Haley, le reclamó al organismo que tome medidas contra Irán. “Al dar este tipo de armas a las milicias hutíes en Yemen, el Cuerpo de los Guardianes de la Revolución iraní está violando dos resoluciones de la ONU simultáneamente”, afirmó.
Equiparando el lenguaje prebélico, la teocracia iraní advirtió que se trata de “afirmaciones falsas y peligrosas”. El ministro de Relaciones Exteriores, Mohamed Javad Zarif, culpó a la monarquía saudita de realizar “provocativos movimientos en la región”, y que “tales movimientos van en contra de las leyes internacionales y de la Carta de la ONU”.
Arabia Saudita, de mayoría sunnita y dentro de la línea estricta del wahabismo, mantiene una permanente rivalidad con Irán, shiíta, por la hegemonía en Oriente Medio. Desde hace años expresan este enfrentamiento apoyando a grupos rivales. La guerra civil siria fue un ejemplo claro, donde Riad respaldó a agrupaciones fundamentalistas que luchaban por derrocar a Bashar al Assad, mientras Teherán proveía de hombres y armas a las fuerzas del líder sirio.
Ahora el conflicto se trasladó a Yemen. Desde marzo de 2015, Riad lidera una coalición de países árabes sunnitas que respalda a las fuerzas gubernamentales yemeníes en su guerra contra los hutíes y sus aliados, que controlan amplias zonas del oeste y el norte del país, incluida la capital, Saná. El conflicto ya causó más de 8.650 muertos, entre ellos numerosos civiles, y provocó “la peor crisis humanitaria del mundo”, según la ONU. Se considera que el artífice de la operación saudí en Yemen es el príncipe Mohamed, que también ejerce como ministro de Defensa.
El sábado pasado los saudíes interceptaron un misil balístico de alcance medio lanzado al aeropuerto de Riad por los hutíes. Si bien son frecuentes los disparos de misiles hacia la frontera saudita, en muy raras ocasiones los hutíes utilizaron un proyectil de ese tipo. El proyectil era un Burkan H2. El aeropuerto saudita esta a 850 km de la frontera yemení y a unos 11km de la capital.
Según la coalición árabe que interviene en Yemen, el misil fue fabricado en Irán, algo que Teherán niega. EE.UU. supone que Irán estaría violando la resolución de la ONU que impuso un embargo de armas sobre los rebeldes hutíes y la que consagró el acuerdo nuclear con Irán, que mantenía ciertas restricciones al país en el ámbito militar.
Aprovechando la crisis, los hutíes amenazaron con descargar una lluvia de misiles contra puertos y aeropuertos de Arabia Saudita y su aliado Emiratos Árabes Unidos. El Consejo Supremo Político de los rebeldes afirmó en un comunicado que “todos los aeropuertos, puertos, cruces y zonas importantes” de esos dos países “se- rán objetivo directo de las armas yemeníes”.
La nueva crisis entre Riad y Teherán coincide con una purga sin precedentes llevada a cabo en Arabia Saudita contra príncipes, ministros, ex responsables y hombres de negocios acusados de corrupción. La operación fue lanzada por el príncipe Mohamed, de 32 años.
Persiste un gran misterio sobre el destino de dos príncipes sauditas: uno desapareció y, según algunos medios, “murió en un enfrentamiento armado”. El otro murió en un llamativo accidente de helicóptero en el suroeste del país, no lejos de la frontera con Yemen. Mientras tanto, las autoridades bancarias saudíes informaron que congelaron más de 1.200 cuentas bancarias pertenecientes a ciudadanos del Reino.
El conflicto entre las dos grandes potencias regionales amenaza con extenderse a otros países de Oriente Medio, como Líbano, donde ya renunció el primer ministro respaldado por la monarquía saudita. ■